Al final sí se me han ocurrido un par de cosas que añadir a lo que escribí el año pasado sobre la Semana Santa. Este año he ido a conocer la de Palencia y la de Medina de Rioseco, porque soy de la opinión que hay que ver otras cosas y no sólo decir "lo mío es lo mejor".
Pues bien, entono el 'mea culpa', porque aún teniendo a Palencia aquí al lado, no sabía que su Semana Santa está declarada de interés turístico internacional, como la de Valladolid. Así que, una que es curiosa por naturaleza y le gusta investigar estas cosas, se puso a buscar en internet las fiestas inernacionales que tenemos en España. Y ahí, entre las Fallas, el Carnaval de Cádiz y de Tenerife, los Sanfermines, la Feria de Abril y El Rocío...¿sabiáis que hay 25 Semana Santa declaradas de interés turístico internacional, además de Sevilla, claro?
¿Habéis oído algo de la Semana Santa de Cuenca, Cáceres, Ferrol, Granada, Orihuela, Crevillente o Jerez de la Frontera, por poner unos ejemplos? Por no hablar de Castilla y León: Zamora, León, Salamanca, Palencia, Ávila -todas de interés turístico internacional- y Valladolid, que tiene este distintivo desde 1980, siendo la primera celebración de la Semana Santa en España en ostentar dicha declaración... Pero nada, todos los años la misma canción, Sevilla a todas horas en la televisión.
Y como he dicho antes, para opinar hay que conocer y respetar, y como no conozco ninguna de Andalucía, no voy a caer en el error de si son mejores o peores, serán diferentes y muy bonitas, sin duda. Pero seguro que ver los pasos de noche por las murallas de Ávila, las calles estrechas de Cuenca o el casco histórico de Salamanca iluminado también tiene que ser tan espectacular como la Madrugá. ¿Cómo van a ir los turistas a conocerlo si siempre publicitamos lo mismo?
Si yo fuera de Granada, con esa maravilla de Alhambra, y sólo oyera hablar de las procesiones de la ciudad vecina, me enfadaría. Como me molesta que todos los años veamos llorar a la Macarena pero no los ojos agonizantes del Cristo de la Luz o que los días previos sepamos lo duro que son los ensayos de los costaleros andaluces pero no sacar el paso tan grande del Descendimiento de Rioseco de una puerta tan pequeña.
Y menos mal que este año ha hecho buenísimo, porque sino sólo veríamos en la tele a los cofrades sevillanos llorando porque llueve, ya que debe ser que a los demás no les fastidia no poder procesionar.
sábado, 22 de abril de 2017
viernes, 14 de abril de 2017
Mi rincón
Este rincón está sucio y olvidado -no abandonado- pero sí como esa esquina del salón que no limpias tan a menudo. Así siento estos días el blog, con telarañas y demasiadas cosas arrinconadas.Tenía tantas cosas que contar, que cuando iba a escribir sobre alguna, surgía una nueva y ya sabemos cómo son de volátiles las noticias.
Marzo fue un mes muy intenso: una Gala Nacional del Deporte que fue todo un éxito, muchos cumpleaños, una cena solidaria, la visita de unos buenos amigos y empecé un curso que tuve que dejar porque conseguí un trabajo. Pensé en escribir sobre esta gran noticia para mí, lo que supuso para mi autoestima y ordenar de nuevo mis horarios y rutinas laborales. Quise dar ánimo a esa gente que, como yo en desempleo, manda cientos de curriculum sin esperanza porque nadie responde. De repente suena la flauta, te hacen una entrevista con la que recuperar la confianza y vuelves a firmar un contrato. Y una cosa muy importante: por estar en el paro no estamos parados. Mientras tanto he hecho muchas cosas y de todo se aprende y todo suma. Me gusta pensar que las cosas suceden por algo. Como esas piezas sueltas del puzzle que un día, sin más, encajan, aunque hayas tenido esa porción de la mano muchos veces, de pronto encuentras el hueco. Su hueco.
Quise escribir sobre el atentado de Londres como ya lo hice de París, el zarpazo a la democracia y a la modernidad, y cuando pensaba en que cualquiera puede atentar ahora con un vehículo y darte la vuelta a la vida en un segundo, ya estábamos hablando de Estocolmo. Se me quedó grabada la frase de una sueca diciendo que "esto no ha pasado antes aquí". Ese es el problema, que ya son demasiadas ciudades sembradas por el horror.
Y en esto que pasamos de mes y llegamos a la Semana Santa. Yo, aférrima defensora de las procesiones de mi ciudad y éste año sólo he visto una. Cuando las has visto tantas veces y la has vivido tan intensamente, es como si estuviera saturada, como si no me cupiera ni una más. He trabajado tanto desde dentro, que quizás estoy tan exprimida que no tengo ya nada más de jugo en mi interior. Quise escribir sobre esta época pero no me salía nada diferente a lo del año pasado y menos éste en el que necesitaba descansar. Pero las naranjas siempre tienen unas gotas de zumo más, porque el puzzle habrá cambiado pero las piezas siempre encajan, solo hay que buscar el hueco.
Marzo fue un mes muy intenso: una Gala Nacional del Deporte que fue todo un éxito, muchos cumpleaños, una cena solidaria, la visita de unos buenos amigos y empecé un curso que tuve que dejar porque conseguí un trabajo. Pensé en escribir sobre esta gran noticia para mí, lo que supuso para mi autoestima y ordenar de nuevo mis horarios y rutinas laborales. Quise dar ánimo a esa gente que, como yo en desempleo, manda cientos de curriculum sin esperanza porque nadie responde. De repente suena la flauta, te hacen una entrevista con la que recuperar la confianza y vuelves a firmar un contrato. Y una cosa muy importante: por estar en el paro no estamos parados. Mientras tanto he hecho muchas cosas y de todo se aprende y todo suma. Me gusta pensar que las cosas suceden por algo. Como esas piezas sueltas del puzzle que un día, sin más, encajan, aunque hayas tenido esa porción de la mano muchos veces, de pronto encuentras el hueco. Su hueco.
Quise escribir sobre el atentado de Londres como ya lo hice de París, el zarpazo a la democracia y a la modernidad, y cuando pensaba en que cualquiera puede atentar ahora con un vehículo y darte la vuelta a la vida en un segundo, ya estábamos hablando de Estocolmo. Se me quedó grabada la frase de una sueca diciendo que "esto no ha pasado antes aquí". Ese es el problema, que ya son demasiadas ciudades sembradas por el horror.
Y en esto que pasamos de mes y llegamos a la Semana Santa. Yo, aférrima defensora de las procesiones de mi ciudad y éste año sólo he visto una. Cuando las has visto tantas veces y la has vivido tan intensamente, es como si estuviera saturada, como si no me cupiera ni una más. He trabajado tanto desde dentro, que quizás estoy tan exprimida que no tengo ya nada más de jugo en mi interior. Quise escribir sobre esta época pero no me salía nada diferente a lo del año pasado y menos éste en el que necesitaba descansar. Pero las naranjas siempre tienen unas gotas de zumo más, porque el puzzle habrá cambiado pero las piezas siempre encajan, solo hay que buscar el hueco.