Siempre nos quedará París.
Reconozco que tenía otro post pensado pero no me parece que se pueda escribir de otro tema. No voy a hablar de terrorismo, ni del miedo ni el dolor que sentimos todos a partes iguales, ni de política ni de religión. Ni siquiera de lo cerca que está, de que todos hemos pensado que podríamos haber sido nosotros, cualquiera que hubiera estado pasando el fin de semana de turismo, de Erasmus, trabajando, en un concierto, en un partido...en un tren de Madrid.
Alguien me dijo que todos deberíamos visitar una vez en la vida estas ciudades: Nueva York, Londres, Roma y París. Tengo la suerte de haberlas visto todas, tan distintas entre ellas, ¡todas me gustaron tanto! Pero si hay una que me fascina, casi hasta diría que es mi favorita, es París.
París es la única por la que al viajar me salto mi personal teoría de que "hay tanto mundo por ver, que por qué repetir"...Pues, no sólo he repetido, sino que he estado varias veces e iría una y otra vez. París siempre es una buena opción.
París es encanto, es glamour, es moda, es majestuosidad, es imperial, es esplendor.
París es bohemia, es arte, es cultura, es baile, es un traje de can can, es ópera, es un musical.
París es perfume, es dulce, es un croissant, es crepes de chocolate, es un café en una terraza.
París es la Torre Eiffel, un paseo por los Campos Elíseos, es Notre Dame, un crucero por el Sena, el barrio latino, es el Sacre Couer, el Arco del Triunfo, la Ópera, los Inválidos, el Louvre, Versalles, Montmatre, Disneyland.
París es la Marsellesa. Es libertad, igualdad y fraternidad.
París es la ciudad de la luz.
París es la ciudad del amor.
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