He estado ausente estos días aunque en realidad he estado más presente que nunca. Me fui de vacaciones en toda la magnitud de la palabra. Viajar no es sólo cambiar de ciudad, sino de ideas. Y yo he estado en muchas ciudades. Y cuando mi mente sale de viaje, no se relaja, al contrario, bulle ideas, aprende más, mira, observa y lo fija en los recuerdos.
Viajar te da la oportunidad de conocer otros sitios, otras costumbres, otras personas, pero sobre todo conocerte a ti mismo. Para mí es cierta esa frase de que viajar abre la mente. Mirar con otros ojos. Es una nueva forma de ver las cosas. No sólo las ciudades que estás visitando sino lo que está a tu alrededor y, cuando regresas, también tienes una nueva forma de apreciar lo cotidiano o la oportunidad de cambiarlo si no estás conforme.
Aprendes mucho viendo a tus compañeros de viaje, sus comportamientos, es increíble cómo la gente no deja nunca de sorprenderte (para bien o para mal). Te conoces mejor porque estás en una situación diferente a la cotidiana, fuera del trabajo, tu casa, tu rutina diaria, sin planes, sin reloj...Y me gusta. Me gusta mucho lo que aprendo.
Ya lo dijo Séneca: “Viajar y cambiar de lugar revitaliza la mente” y quién soy yo para contradecirle.
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