Hay veces que, como ocurre con las faltas de ortografía, a fuerza de ver algo mal, acabas dudando. Eso me pasa algunas veces conduciendo. No hablo de hacer mal las rotondas o los que se olvidan de dar el intermitente, lo que es muy habitual.
Pero un día tuve que preguntar si las bicis pueden cruzar por un paso de peatones y yo, conductora en coche, cederles el paso porque ya me había encontrado varias veces con esta situación y dudaba. Son vehículos y como tal, no pueden actuar como peatones en un paso de cebra. Cuando lo tuve claro fue la vez que a mi lado, parado en un semáforo, había una bicicleta que se cansó de esperar y giró a la izquierda, cruzando por el paso de peatones con el semáforo abierto para las personas.
Todos cometemos errores conduciendo -¡porque mira que hay gente que conduce mal!- pero luego no pueden pedir respeto para los ciclistas ni más kilómetros de carril-bici cuando eres el primero que cuando quieres eres vehículo y cuando no te viene bien, no. Porque las normas de tráfico son igual para todos. Por ejemplo, supongo que estará prohibido para todos conducir hablando con el móvil. Pues bien, es verídico que he ido detrás de una bici, que iba un poco lenta y conduciendo con una mano. Mi sorpresa fue ver que con la otra escribía un mensaje por teléfono.
Y eso que cuando conduzco al lado de una bicicleta soy muy cuidadosa porque creo que son más vulnerables. Creo que además de pregonar, con toda la razón, los beneficios para la salud, el deporte y la ecología, y admirar su gesto porque restan contaminación a las ciudades, no deben olvidarse de la educación vial...y de la otra también.
Al final, como siempre, todo se reduce al respeto hacia los demás. Avisar al coche que tienes detrás de que vas a girar señalizándolo es civismo, conducir más lento en una vía que debes ir más deprisa es una falta de consideración y cruzar por el medio de una carretera siendo peatón y empujando una silla de bebé es falta de sentido común. Porque ése es otro tema, atravesar andando por donde nos da la gana. Como decía mi abuela, pocos accidentes hay la verdad para lo mal que nos comportamos.
No digo nada si hablamos de aparcar, ahí impera la mala educación. Coches ocupando dos espacios en un centro comercial a rebosar, toda una hilera en segunda fila con los warning puestos, lo dejo donde quiero porque "sólo son cinco minutos" y el colmo de la falta de tolerancia es aparcar en zona reservada para minusválidos. Inadmisible. Falta mucho respeto.
miércoles, 21 de febrero de 2018
lunes, 5 de febrero de 2018
Madrugar
Vaya por delante que siempre he sido más de trasnochar que de madrugar, de estudiar de noche que de levantarme a las 6 a repasar, que no me levantaba tan pronto como otros niños para ir al colegio porque vivíamos cerca e íbamos andando, que no madrugaba los sábados para ver "La bola de cristal" porque prefería quedarme a ver el "1, 2, 3" los viernes por la noche hasta que se me cerraban los ojos y mis padres me mandaban a la cama.
Siempre he considerado un placer dormir un poquito más y darme la media vuelta y soy de las que necesito un café nada más levantarme para ser persona. Nunca he entendido el refrán de "a quien madruga Dios le ayuda", quizás porque soy más de la frase "Quien madruga...tiene sueño todo el día". Creo que mi madre nunca dijo eso "de como tiene el horario del cole cogido, en vacaciones también se levanta pronto". ¿¿¿!!!
Así que no entiendo cómo a los niños que practican deporte en esta ciudad les ponen los partidos los fines de semana a primera hora y a los más mayores, a una hora más avanzada la mañana. Por varias razones, la primera obvia, van dormidos a los partidos. Cuando quieren despertar, casi suena el pitido final.
La segunda, los pequeños deben ir acompañados de padres o familiares, que también madrugan, y arrastran a toda la familia porque no saben llegar a los pabellones solos, cosa que los chicos mayores sí pueden. Así que no sólo ves al niño dormido, sino a los padres tomándose un café -o dos- rápido en el bar del campo, incluso han tenido que despertar a la hermanita, que también va dormida en su carrito. Si a esto le añades, el clima de Valladolid, tienes a la familia 'sobada' y muerta de frío.
Tercero, si los jóvenes no tienen que madrugar para ir al partido, pueden trasnochar más, es decir, pueden salir la noche anterior, incluso beber, lo que va en contra de los valores del deporte. Sería mejor que se quedaran en casa, descansando, se fueran a la cama a una hora prudencial y madrugaran para ir a hacer deporte. Entonces, ¿no sería más normal cambiar las tornas y que los jóvenes jugasen a las 9 y los críos a las 12h?
Que conste que esto no es un alegato a la vagancia ni mucho menos, que yo cuando hay que madrugar lo hago, pero me sigue pareciendo increíble ver gente corriendo a las 8 de la mañana y oír a mi monitor decir que a las 7 ya hay gente dentro del agua en su piscina. Soy más de hacer deporte por la tarde, llegar a casa, ducharme, ponerme el pijama y cenar. Por terminar, repetir que se me parte el alma viendo esos ojitos dormilones de sábado y con la familia a cuestas y me parece más acertada la opción inversa con chicos más mayores. Pero ya se ha dicho siempre eso de que el deporte es sacrificio. El primero, por lo que se ve, madrugar en fin de semana.
Siempre he considerado un placer dormir un poquito más y darme la media vuelta y soy de las que necesito un café nada más levantarme para ser persona. Nunca he entendido el refrán de "a quien madruga Dios le ayuda", quizás porque soy más de la frase "Quien madruga...tiene sueño todo el día". Creo que mi madre nunca dijo eso "de como tiene el horario del cole cogido, en vacaciones también se levanta pronto". ¿¿¿!!!
Así que no entiendo cómo a los niños que practican deporte en esta ciudad les ponen los partidos los fines de semana a primera hora y a los más mayores, a una hora más avanzada la mañana. Por varias razones, la primera obvia, van dormidos a los partidos. Cuando quieren despertar, casi suena el pitido final.
La segunda, los pequeños deben ir acompañados de padres o familiares, que también madrugan, y arrastran a toda la familia porque no saben llegar a los pabellones solos, cosa que los chicos mayores sí pueden. Así que no sólo ves al niño dormido, sino a los padres tomándose un café -o dos- rápido en el bar del campo, incluso han tenido que despertar a la hermanita, que también va dormida en su carrito. Si a esto le añades, el clima de Valladolid, tienes a la familia 'sobada' y muerta de frío.
Tercero, si los jóvenes no tienen que madrugar para ir al partido, pueden trasnochar más, es decir, pueden salir la noche anterior, incluso beber, lo que va en contra de los valores del deporte. Sería mejor que se quedaran en casa, descansando, se fueran a la cama a una hora prudencial y madrugaran para ir a hacer deporte. Entonces, ¿no sería más normal cambiar las tornas y que los jóvenes jugasen a las 9 y los críos a las 12h?
Que conste que esto no es un alegato a la vagancia ni mucho menos, que yo cuando hay que madrugar lo hago, pero me sigue pareciendo increíble ver gente corriendo a las 8 de la mañana y oír a mi monitor decir que a las 7 ya hay gente dentro del agua en su piscina. Soy más de hacer deporte por la tarde, llegar a casa, ducharme, ponerme el pijama y cenar. Por terminar, repetir que se me parte el alma viendo esos ojitos dormilones de sábado y con la familia a cuestas y me parece más acertada la opción inversa con chicos más mayores. Pero ya se ha dicho siempre eso de que el deporte es sacrificio. El primero, por lo que se ve, madrugar en fin de semana.
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