miércoles, 28 de marzo de 2018

Días con causa

Hay días y días y cada uno afecta de manera diferente a las personas. Días que empiezas con el pie izquierdo, días para recordar, días marcados en el calendario, días estresantes, días que sería mejor no haberse levantado, días lluviosos que a algunos les deprimen o días soleados que invitan a salir... y días con motivo. Cada iniciativa debería tener su fecha porque también es verdad que hay causas y causas.

Para entendernos, la semana pasada fue el día del padre, el día internacional de la felicidad, el día del Síndrome de Down y el día mundial del agua. Y no todos los celebramos igual. Ni todos tienen la misma repercursión. Simple y llanamente porque a cada uno le incumbe lo suyo.

Mientras en Intagram el día 19 de marzo se llenó de fotos de famosos con sus padres o con sus hijos los que ya tienen retoños, no ví apenas imágenes de gente con Síndrome de Down el día 21. El símbolo de este día era llevar calcetines distintos aludiendo a que todos somos diferentes. Ni qué decir tiene que no había tantas medias en las redes sociales como lazos rosas o rojos, por ejemplo, que ya se han convertido en un emblema.

Como siempre, la razón es que somos tan egoístas que sólo nos implicamos cuando nos toca de cerca. Esto se lo leí a dos blogueras que sigo, una, que padeció cáncer de mama y la otra con una niña con Down. Difundieron más el proyecto cuando les afectó. Lógico. Por desgracia casi todos hemos perdido a alguien con cáncer, por lo que somos más proclives a los lazos que a los calcetines. Lo bueno de estos días son la visibilidad a causas menos conocidas, que necesitan esa publicidad gratuita en medios de comunicación y redes sociales.

No ví apenas hashtag del día del agua (bebida, mar, lluvia, agua corriente)... y sin embargo, la gente sí utilizo la etiqueta para decir lo que le hacía feliz el 20 de marzo. Una iniciativa chula para darnos cuenta de disfrutar de los pequeños momentos, como ya dije en este post en el que me reafirmo totalmente, porque ahí está la verdadera fortuna. Sin convertirlo en una obsesión o en un negocio como me parece que está pasando en la actualidad, cada uno lo puede encontrar en distintas cosas. Pero si ese día, además, llega la primavera, lo pasas junto al mar, cambian la hora y los días son cada vez más largos, sale el sol, lees un buen libro, lo pasas en familia y paseas con tu perro...la dicha puede ser completa.



jueves, 8 de marzo de 2018

Rompiendo el silencio

No me considero especialmente reivindicativa con el tema del feminismo, pero sí intento ser objetiva -formación profesional- y vivir en la realidad. Y la realidad es que sí existe esa desigualdad, esas injusticias, esa brecha salarial, ese techo de cristal, esos comentarios machistas, ese ninguneo, esos problemas de conciliación laboral, ese trabajo desigual en casa, ese porcentaje de desempleadas, esa precariedad, ese acoso y por desgracia, esa violencia machista que lleva hasta la muerte.

No hace falta sacar estadísticas ni datos a relucir porque todos los sabemos. Y hoy, esta fecha histórica -8M2018- no creo que sea el momento de explicar los motivos sino, como he oído por ahí, de decir basta, hasta aquí, perder el miedo y romper el silencio. "Nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo". 

Cuando leí el manifiesto hubo un punto en el que me detuve especialmente, que me hizo remover las entrañas, destapó mi experiencia y le quitó con dolor la tela de araña a mis recuerdos: el ninguneo y los comentarios machistas que entre bromas soporté en un trabajo.

Ese paternalismo, ese acoso, esos mediocres humillándote para destacar ellos, esos micromachismos, esos otros que ven y consienten sin actuar, que ríen las gracias, ese mirar para otro lado, ese silencio, esa titulitis, esa prepotencia y mirar por encima del hombro, ese no valorar el talento de las mujeres sino mejor calificar cómo va vestida, su sonrisa o sus ojos en vez de sólo su trabajo, ese decir que eres muy maja y muy amable en lugar de buena en tu trabajo, ese trabajar el doble para conseguir la mitad, esas reuniones sólo de hombres con cargo pero con secretarias, ese preguntar en una entrevista de trabajo por tu situación personal y por tus planes de futuro, esos piropos que hacen daño y esos chistes machistas sin gracia... Todo esto y más lo he vivido. No me lo han contado. No son datos ni interpretaciones de otros, son míos, es mi experiencia.

Al final, como siempre, es cuestión de educación, aunque se nos llene la boca al decirlo. No cuenta el cargo que tengas, ni los diplomas, ni el dinero, ni los premios, ni los títulos... Como leí una vez, "Educación es responder cuando te dan los buenos días". Cómo tratas a las personas es lo que define tu formación. Y en cómo se trata a las mujeres queda mucho camino por recorrer. "Si nosotras paramos se para el mundo".