Hay trabajos que te marcan de por vida. Para bien o para mal.
Hay trabajos de los que te cuesta un montón ir porque no estás a gusto. Un día tras otro se te hace una condena. Y otros, que vas tan a gusto que el tiempo vuela.
Hay trabajos en los que no soportas al jefe o a algún compañero. Pero hay otros de donde te llevas amigos de por vida.
Hay trabajos temporales, prorrogables, otros con fecha de caducidad. Y otros que puedes estar viviendo el último día sin saberlo.
Unos en los que entras de joven para formarte. Y otros en los que te jubilas allí. Y en raros casos se cumplen las dos cosas, llegas de prácticas y desarrollas toda tu carrera en la misma empresa.
Hay trabajos que engordan tu curriculum, otros que te lanzan al estrellato, trabajos con enchufe, trabajos donde te reinventas. Unos de los que aprendes mucho y otros que sólo te sirven para ganarte el pan.
Trabajos de los que sales con pareja y otros a los que no volverías ni loca.
Hay trabajos duros y otros amables, trabajos que te hacen ser mejor persona o rebelde con causa.
Trabajos que requieren desplazarte a otra ciudad, trabajos con atascos.
Trabajos nocturnos, trabajos a turnos, con buen horario, pocas horas o tantas que no ves el sol.
Trabajos en los que lloras o ríes.
Trabajos con cafés de compañeros o con reuniones eternas, con jefes dañinos o superiores que sacan lo mejor de ti.
Unos que ves nacer y otros que echan el cierre.
Trabajos físicos, deportivos, creativos, sedentarios, rutinarios, mecánicos.
Trabajos de equipo o solos. Trabajos que emprendes tú, trabajos desde casa y trabajo en casa.
Trabajos que te dan dolor de espalda. O de cabeza.Y otros que continúan en un bar después de salir de trabajar.
Trabajos donde te sientes protagonista o invisible.
Trabajos con anécdotas, bonitos recuerdos o pesadillas.
Hay trabajos que te dejan huella o una cicatriz.
Trabajos con pasado o con futuro.
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