Aviso a navegantes antes de seguir leyendo, éste es un post frívolo. Porque sí. Porque me apetecía escribir unas bobadas femeninas sobre mí sin romperme mucho el seso. Así que allá vamos. Adoro los complementos: zapatos, bolsos, fulares, sombreros, gafas de sol, collares... Esto último abarca toda variedad de colgantes, pendientes, pulseras y anillos.
Me vuelvo loca en las tiendas de accesorios, todo me gusta, me encanta, me lo compraría todo, pero en mi defensa diré que la mayoría de las veces salgo con las manos vacías porque pienso que tengo de todo. Y es verdad. Tengo muchas cosas pero la mayoría de las veces -creo que todas- han sido regalos. ¿Me regalan estas cosas porque me gustan o me gustan cuando me las regalan?
El caso es que el otro día hice limpieza de mis collares, los ordené, los limpié, tiré los pendientes desparejados, los colgantes del año la tos y redescubrí algunos que ni me acordaba o que no había estrenado, aunque me dé vergüenza decirlo... Los puse bien visibles para ponerme cada día uno, aunque la gente suele decirme que siempre voy conjuntada. Recordaba de dónde eran cada uno -cuando los compro suele ser en algún mercadillo artesanal de algún viaje- o quién me lo ha regalado y cuándo. Estoy segura que esto forma parte del hecho de que me gusten tanto.
Los bolsos es otro complemento que me encanta y que tampoco suelo comprar yo, aunque los mire y remire siempre en la tienda. Y aunque me gustan de todo tipo, en invierno para el día a día me gustan grandes y ya dije en este otro post, que para los viajes prefiero bandoleras. Mi problema -sé que el de muchas- es que meto bastantes chorradas en los bolsos grandes y luego nunca encuentro nada. Hasta que el otro día me compré un organizador de bolsos con el que estoy encantada porque tengo dentro mis "imprescindibles" que muevo de un bolso a otro en un momento.
Además de la cartera, el móvil y las llaves, siempre llevo crema hidrante para las manos y bálsamo labial (a veces más de uno), pañuelos de papel, una batería externa del móvil, el cable para cargar y los cascos, una horquilla/goma del pelo, varios bolígrafos, un par de pastillas de aspirina/ibuprofeno, algo para picar, un espejo, un cepillo de dientes pequeño y una bolsa plegable.
Si voy a estar fuera de casa mucho tiempo y sé que me voy a tener que retocar el maquillaje, llevo también un estuche con mis "imprescindibles" de este apartado, que incluye la cajita de las lentillas y un frasco pequeño de colonia. Antes llevaba una agenda, pero ahora uso mucho la del teléfono y tengo una preciosa en casa en la que pongo fotos que casi es más un diario, así que sólo llevo un pequeño cuaderno para apuntar, y los bolígrafos que no falten, de formación profesional. A esto a veces añado una botella pequeña de agua o un paragüas plegable y alguna cosa más. Es entonces cuando me digo en voz alta: ¡cómo no me va a doler el hombro!
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