domingo, 27 de septiembre de 2015

Carta a los Reyes Magos

Érase una vez una niña que cada diciembre escribía así su carta:
"Queridos Reyes Magos, como me he portado bien me gustaría que me trajeséis un perro..." 
Así unos cuantos años hasta que la pequeña Sara pensó que los Reyes no leían nunca la primera línea de su carta porque el cachorro nunca apareció. Cuando se hizo un poco más mayor, se lo pidió a sus padres, cuya respuesta siempre era la misma: "en un piso no se puede tener un perro", "la comunidad no permite perros", lo que tampoco le convencía . "Cuando tengas tu casa, tienes los perros que quieras. Te los llevo con un lazo a la boda".
No fue en la boda, pero un mes y medio después, el día de su cumpleaños, la Sara mayor, ya casada y ya en su casa, abrió la puerta y entró una perrita husky dando brincos. Jamás lo olvidaré. Mi cuñado cámara en mano para inmortalizar esa cara de sorpresa que no pude disimular. En el collar llevaba una carta que todavía conservo:
"Si me aceptas en tu vida prometo compartir contigo todos los momentos, los buenos y los malos...Se me pueden ocurrir ideas peregrinas como tomar los sofás como dormitorio ...Sólo me queda desearte feliz cumpleaños y prometerte que haré todo lo posible para que no te arrepientas de acogerme en tu casa y en tu vida. Tuya para siempre, Yuma".
Y así fue. La acogí en mi casa y en mi vida. Es nuestra casa y en nuestra vida. Para siempre. Yuma fue mi mejor regalo. Siempre lo he dicho. Aunque hoy es un buen día para confesar que aquella primera noche apenas pegué ojo, en parte porque lloró todo el tiempo, pero se mezclaba con ese peso de la responsabilidad de "madre primeriza". Nunca había tenido perro, ¿y si ahora que mi deseo de niña estaba ahí no sabía cómo cuidarle?
Jamás me arrepentí, la prueba está en Tango. 15 días después de llorar amargamente la pérdida de Yuma, otro peludito entraba en mi casa, por la misma puerta, y volví a tener la misma sensación. De nuevo habían ido por mí a rescatar otro perro abandonado -no compres, adopta- para volver a llenar la casa de vida...¡ y de pelos! Dicen que la vida es un Tango y él llegó para ponerle música a nuestra vida.
Y así la Sara adulta comprendió que es cierto eso de que no sabes lo que los quieres hasta que no tienes uno, y yo diría hasta que no pierdes uno. No olvidaré los mensajes "de pésame" que recibí. No se puede explicar porque te toman por loca, pero te devuelven con creces ese primer gesto que tú haces acogiéndoles y se transforma en un amor puro y fiel. Para siempre. "Los animales nos enseñan a ser humanos".



lunes, 21 de septiembre de 2015

El final del verano

Ahora que se acaba el verano ya sólo queda recordar esos pequeños placeres de esta estación. Mis placeres. Mi estación. Aunque cada una tiene sus características, esos pequeños detalles que te alegran el día, cada uno tiene sus gustos personales. Algunos no soportan el calor, otros prefieren andar sobre las hojas caídas de los árboles, otros están a gusto con botas de lluvia y otros con la bufanda y los guantes.

A mí por ejemplo, aunque el otoño no me gusta especialmente porque me pone melancólica, me gustan estos días de cielo azul y ambiente preotoñal, ese colorido naranja y ese olor a nuevo que tiene septiembre. Parece que estrenamos todo, libros y cuadernos, curso y ¡vida nueva!

Pero no cabe duda de que prefiero el verano y así, como homenaje, tras mis primeros placeres de verano ahí van diez más como despedida:

12: Leer en la playa. Es cuando más disfruto de esta afición.
13: Los bikinis. Ya he dicho lo que me gusta comprarlos nuevos, a pesar de que se vean nuestros complejos.
14: Celebrar mi cumpleaños con los que más quiero y recibir tantas llamadas y mensajes.
15: Las sandalias versus andar descalzo. Me gustan mucho las dos cosas, una para la calle, la otra para casa.
16: Que anochezca tarde. Me encantan los días largos, disfrutar de tantas horas de luz.
17: Secarse el pelo al aire libre.
18: Bonitos atardeceres que suele fotografiar. No me resisto cuando veo ese color en el cielo, aunque sí debo destacar uno que vi "en primera fila" en Ibiza, con el sol escondiéndose en el mar como una pelota naranja
19: Las fiestas, las de los pueblos y las de Valladolid, aunque éstas anuncian que ya se acaba el verano. La vida de los pueblos me recuerda siempre al verano.
20: Las largas sobremesas, acabar casi cenando cuando quedaste a comer

Y uno de regalo, un placer sólo de MIS veranos en Gandía, que sólo entenderán algunos: compartir un Agua de Valencia (normalmente, con mis primos). ¡Brindemos por el final de verano y el inicio de un nuevo curso!

lunes, 14 de septiembre de 2015

Uñas de colores

Dicen que las manos revelan la personalidad, pero yo no me fijo en las manos, me fijo en las uñas. Adoro las uñas pintadas, las mías y las de las demás. Y ya no concibo unas uñas de los pies sin pintar en verano, se me hace extrañísimo. Me encanta ver los botecitos de colores todos juntos en la tienda, aunque luego siempre me vaya hacia los mismos tonos: rojos, rosas y granates, en toda su variedad cromática. Creo que me habré pintado una vez de azul y otro par de veces de morado, nunca de verde ni de negro ni de amarillo, por ejemplo. Si no las llevo pintadas, por eso de descansar, o porque no me da tiempo, las llevo con la base o de color natural. Tampoco nunca con el tan moderno 'nail art'.

Pero mis uñas no comparten conmigo esta afición y se empeñan en romperse en cuanto crecen un poco y en descascarillarse. Da igual base endurecedora, que tratamientos de aceite... Dice mi madre que será porque de pequeña me las mordía y ahora se están vengando. El caso es que a los dos días - a veces ni llega- se me ha saltado todo el esmalte y me lo quito porque queda fatal. Envidio a mis amigas cuando las llevan perfectas toda la semana. Y aunque no hay nada como que te las pinte un profesional, a los que recurro en eventos de bodas, bautizos&comuniones, me las suelo pintar en casa, precisamente por eso, porque me duran dos días y sería un gasto enorme. Y no hablo de marcas que no me pagan ni me las regalan (todavía) como a las blogger famosas...

Hace unos años descubrí el esmalte semipermanente que me pareció fantástico, aunque a mí jamás me ha durado los 15 días que dicen. Mis uñas se rebelan de nuevo. Para mí es la mejor opción cuando me voy de viaje, así no llevo los pintauñas ni quitaesmaltes. Y me duran los cinco días que esté fuera. Por eso el año pasado me regalaron por mi cumpleaños la lámpara led para hacer la manicura en casa y oye ¡un invento! No me queda como una profesional pero me dura un poco más que la normal. Me gusta mucho el brillo y que no tienes que esperar esa eternidad para que se sequen, que una que es una impaciente lo lleva fatal y al menor roce se estropean. Sólo tengo un par de colores... no digo nada y lo digo todo...por si alguien me leyera...


Viajar

Si hay algo que me gusta mucho es viajar. Viajar a la vuelta de la esquina o lejos, hacer excursiones al pueblo de al lado o escapadas un poco más largas o unas vacaciones en toda regla. Me encanta y tengo la suerte de poder hacerlo. Aunque todo con sus condiciones. He tenido la suerte de viajar mucho con mis padres de pequeña y ahora de tener una persona a mi lado que comparte esta misma filosofía.

Tenemos poco tiempo y poco dinero, así que esos son los condicionantes a los viajes. Descartamos destinos por tiempo o por dinero. Normalmente no podemos disponer de 2 semanas seguidas para cruzar el charco -aunque sí lo hemos hecho en un par de ocasiones- ni mucho dinero para dar la vuelta al mundo como me gustaría. ¡Hay tantos sitios por ver!

Estos condicionantes hacen que nuestro momento "planear viaje" sea más largo. Entro mucho en internet para buscar vuelos baratos, hace tiempo que no voy a un buen hotel, sino que nos quedamos en otro tipo de alojamientos -si es en territorio nacional suelo buscar que acepten animales para poder viajar con nuestro perro- y a veces tenemos que cambiar de opción porque sale más barato, o de día o incluso de destino. Pero me da igual, lo importante para mí es disfrutarlo, saborearlo, preparar la maleta, visitar sitios, hacer muchas fotos, aprender y conocer mundo.

Y si hay algo que no me gusta es la típica coletilla de "¡cómo vives!". Como si el que lo está diciendo no hubiera pisado jamás una playa o no hubiera ido en coche a otra ciudad. O a lo mejor es verdad que no pero porque no quiere o porque no le gusta, o porque prefiere el remanso de paz de su casa, o quedarse leyendo en el sofá o bañarse en la piscina o ir a las fiestas de su pueblo. Y me parece fantástico porque todo es lícito, cada uno escoge lo que más le gusta. Eso es para mí lo importante: ¡disfrútalo! Si te gusta más comer y tienes el frigorífico lleno de cosas ricas, o prefieres un bolso caro, o vestir a tu hijo con mucha ropa, o gastarte un bono de la piscina, o salir de copas o comprar el último modelo de teléfono o eliges hacer deporte o vivir en una casa más grande...cada uno disfruta con lo que más le gusta. ¡Vive!

Me gusta ir a sitios que no conozco o si ya he estado ver y hacer cosas que no hice la anterior vez, descubrir momentos. Me gusta hacer turismo, visitar los monumentos, comer lo típico, comprar souvenirs... Dicho esto os escribo desde las fiestas del pueblo de mi suegro, así que a seguir disfrutando!!