miércoles, 30 de septiembre de 2020

Contracorriente

¿No te parece a veces que vas al contrario de la gente? ¿No llegas a pensar que tú debes ser el raro? Que ves las cosas de forma tan diferente que al final crees que eres tú el equivocado. 

Es como si fueras en un coche conduciendo tú solo por una carretera, y cuando miras a la izquierda ves que en dirección contraria van muchos coches. ¿No os ha pasado esto alguna vez en los famosos viajes de vuelta de vacaciones? Al final te preguntas si donde vas tú no va nadie más.

Y entonces empiezas a bajar la velocidad y te lo cuestionas de verdad: si eres tú el único que va en esa dirección, a ver si te has equivocado y estás yendo mal. Necesitas parar el coche y consultar un mapa o preguntar a alguien, llamar por teléfono para cerciorarte. ¡Qué importante es consultar para ver que no estás solo! Igual que entender las señales, esas que no solemos ver porque creemos que nos sabemos la ruta de memoria. Y entonces, puedes tener el accidente.

Quizás es momento de comprender que el destino de los otros puede ser igual de válido, pero no es el tuyo. A lo mejor ellos van a la montaña, pero es que a ti te gusta la playa, que es lo que siempre te ha gustado y a donde siempre has ido. No está mal ir en alguna ocasión por otro camino y ver otro paisaje, pero donde tú estás más cómodo es en otro rumbo. Y siempre hay que volver a casa. 



sábado, 12 de septiembre de 2020

Vuelta al cole

 Ahora que no paramos de hablar de la vuelta al cole, no, no voy a referirme a las medidas que se han tomado, sino a una frase que vi en el instagram de Sara Carbonero (no sé si era suya) pero me viene al pelo. Creo de verdad que los pequeños son los que más han entendido -sin entender- lo del coronavirus, quedarse en casa, no besar a los abuelos, no ver a sus amigos y no ir al colegio. Solo por el simple hecho de que sus padres se lo han explicado como han podido acorde a su edad, y ellos les han creído. Sin más. Y han obedecido. Y lo han interiorizado. 

Así que esta frase es perfecta para todo lo que tengas que decirle al crío. Te va a creer porque confía en ti, en el adulto, en la familia. No le digas que no puede hacer algo porque te va creer. No le cortes las alas, al contrario, apoyale en los sueños.

Pero además creo que vale para los mayores en esta época de cambios e incertidumbre. Septiembre siempre es para todos como un nuevo comienzo, pero este año más. No te pongas tú los límites, ya se encargará la vida de colocarlos. No creas que no puedes emprender, hacer ese curso que siempre quisiste, no pienses que estás mayor para estudiar si es lo que quieres o para hacer ejercicio. 

El otro día leí a una influencer de decoración que nunca se le habían dado bien las manualidades y ahora hace cosas increíbles para su casa. Y otra persona decía que siempre quiso hacer ballet de pequeña y se había apuntado el curso pasado de mayor. Pues genial. Prueba. Lo mismo no eres tan torpe como piensas, como te han hecho creer o te lo has dicho tú mismo tantas veces que ya lo has interiorizado. 

Pierde la vergüenza y baila. Como hice yo -ya lo conté aquí- Y pasa un buen rato con lo que te gusta hacer de verdad. Seguro que descubres algo nuevo. Y como digo siempre, disfruta. Ya la vida se ha encargado de decirte que no hagas tanto planes de futuro y vivas más el presente de las pequeñas cosas.