viernes, 8 de junio de 2018

Agendas

Tumbada en un flotador de esos gigantes, en la piscina de una casa de Ibiza, hace ya unos años, completamente relajada, dije: "¡qué final de curso más ajetreado, cuánto necesitábamos este año las vacaciones!" La respuesta fue: "como todos los años".

Pues va a a resultar cierto, echando la vista atrás, los meses de mayo y junio de los últimos años han sido agitados y con la agenda repleta, que no quiere decir que sea malo, sólo que hay muchos eventos seguidos en el calendario que sientes que vas saltando de uno a otro. Y eso que no es un curso escolar al uso, que no soy profesora ni alumna, ni tengo Selectividad -perdón, EBAU- ni exámenes finales. Pero sí hay otros acontecimientos que requieren de preparación previa y también de disfrutarlos, que ya he repetido por aquí que la vida es un tango. Así que estos días mezclo en mi cuaderno y en mi cabeza fútbol con conciertos, con cumpleaños, torneos de deporte, Comuniones, cenas de fin de clases...un maravilloso pupurrí.

Así que cuando me iba a sentar a escribir en el blog sobre el día del minivoley que celebramos en Valladolid, que este año alcanzó la 30 edición, y quería hablar yo sobre los valores de ayudar y el altruismo, alabar el hecho de organizar algo para que los demás disfruten y todos esas virtudes denostadas en estos tiempos, ya estábamos en las fiestas del pueblo donde vivo, de las que mi marido fue el pregonero y estuvimos celebrándolo con nuestros vecinos. Mientras estos días festivos pasaban entre música y almuerzos, tuve la cena con mis compañeras de clase de fitness, el concierto de Pablo Alborán -otro junio guay de conciertos-, celebramos el cumpleaños de mi sobrina y las comuniones de los niños de mi parroquia.

Sin tiempo para asimilar tanto evento, me encuentro animando al Real Valladolid que se ha colocado casi sin avisar en los puestos de lucha por el ascenso y me llaman para una entrevista de trabajo. No sólo la hago, sino que me escogen y me incorporo inmediatamente. Y así es como se descolocan el resto de planes. Pero... ¡bendito caos! Como estoy convencida que todo pasa por algo y de que va con el carácter, lejos de echar el freno de mano, mañana tengo de nuevo concierto y el domingo, fútbol. Enseguida llega el campamento de catequesis y ojalá el ascenso del Pucela, y después ya los partidos del Mundial y las tardes de piscina...Voy a apuntarlo en la agenda.