viernes, 24 de noviembre de 2017

Gracias

¿A qué hace cinco años tu madre no conocía el Black Friday? Ni siquiera sabía pronunciarlo, mucho menos traducirlo, y ahora te dice con toda tranquilidad que se ha ido de tiendas a ver los descuentos del "Viernes Negro"... ¿cómo...?

Así que ahora que hemos importado Halloween, el Black Friday y el Cyber Monday -que todavía nos queda otro día de compras-, ahora que ya nos hemos vestido de vampiros, nos han abrasado a correos con publicidad de rebajas, hemos picado y comprado en esos escaparates con carteles negros, ahora que los que no sabían ni una palabra en inglés hablan de todo esto con conocimiento de causa, cuando se fomenta el consumismo y las compras compulsivas, pregunto por qué no adoptamos también Thanksgiving.

Ah, claro, que como esto no se celebra aquí, tu padre no sabe lo que significa. Tan simple y tan grande como Acción de Gracias. Sí, cuando los americanos viajan de punta a punta del país para reunirse con la familia y cenar pavo relleno. Esa cita ineludible como lo es para nosotros las reuniones familiares navideñas. Aunque nosotros ya cenaremos el lechazo en Nochebuena, podíamos poner de moda lo de dar las gracias, ya que también en muchas casas es tradición realizar una oración de agradecimiento antes de comer el asado.

¿Te das cuenta lo poco que decimos esta palabra y lo bonita que es? Cuánto deberíamos dar gracias a los que están a nuestro alrededor y qué poco lo hacemos. Solemos pedir mucho más, ¿verdad? ¡Cuánto deberíamos agradecer a la vida! Deberíamos estar eternamente agradecidos.

El otro día vi un vídeo de una bloguera en el que antes de acostarse cada uno de sus hijos decía una cosa buena de ese día. A los que nos gusta escribir aconsejan recuperar nuestros viejos diarios de adolescentes y apuntar dos o tres cosas que te han gustado de esa jornada en un pequeño hueco en tu agenda.

Así que aunque sea algo que debamos cultivar todo el año, yo votaría por acoger esta otra fiesta "americanada" y sacarle el jugo a su lado emotivo. Un sólo día... o todos.

Thank you. Gracias.






domingo, 12 de noviembre de 2017

Sentimientos

Quizás porque la comunicación esté poco valorada -ya lo dije aquí- o porque los que trabajamos en este mundo valemos un poco para todo, hay mucha gente que se olvida del trabajo que hay detrás cuando las cosas salen bien. Quizás es porque tan pronto escribimos, que hablamos en público, que hacemos unas fotos, porque sabemos un poco de protocolo, otro de marketing, otro de relaciones públicas... No estamos ajustados a un departamento concreto, sino que abarcamos todos en el organigrama de una empresa.

Pero eso no quiere decir que no tengamos sentimientos.

Por eso hace unos días participé en un evento en el que hubo dos detalles que me gustaron especialmente. El primero fue que toda una consejera se acordó precisamente de esto, del esfuerzo y el trabajo que hay detrás para que una gala resulte perfecta. Dijo exactamente que parece que cuando las cosas salen bien es porque tienen que salir así, y no nos acordamos de lo mucho que habrá trabajado alguien estos últimos días. Así que, antes de comenzar su discurso de clausura, pidió un aplauso para todo ese trabajo que no se ve pero está ahí. Así que por la parte que me toca, gracias.

Se puede decir que esto es sentirse valorado, pero yo lo tenía un poco olvidado, por desgracia.

Y el otro detalle está muy relacionado con otro post en el que hablé de la importancia del equipo, en todos los aspectos de la vida, incluido el ámbito laboral. Cuando mis compañeros fueron hacerse una foto todos juntos del grupo de trabajadores, me vinieron a buscar porque yo en ese momento estaba trabajando en otro lugar apartado. Puede que ahora estés pensando que es una bobada, pero me hizo especial ilusión, porque os aseguro que en otras ocasiones esto no ha sido lo normal.

En otro sitio donde trabajé también organizábamos una jornada en la que se exponían trabajos por departamentos y nadie, en el momento de agradecer a quienes les habían ayudado a realizar su ponencia, absolutamente nadie se acordaba de "la chica de comunicación", de quien les había facilitado algún dato, de quien había encendido el ordenador y el proyector para su exposición, ni de quien le estaba haciendo las fotos con la cámara delante de ellos en ese mismo momento.

Y eso cuando llevas unos días con mucho estrés, te hace ir a casa completamente decepcionado. Porque como dije al principio, no perteneceremos a ningún grupo en particular y quizás pienses que sólo se trata de trabajo, pero tenemos sentimientos...aunque sean laborales.




miércoles, 1 de noviembre de 2017

Triste

Aviso que este post me ha quedado un poco triste porque creo que este día los es y da comienzo a un mes que siempre he pensado que es soso, frío y melancólico. Porque aunque ahora disfracemos este día de fiesta de Halloween, mini brujas y vampiros pequeños y lo pintemos de naranja, este día es triste. Así, sin edulcorantes.

Cuando nadie celebraba Halloween y los puritanos lo tachaban de "americanada", yo iba a una fiesta terroríficamente genial, en casa de un amigo que la adornaba como un pasaje del terror, y con un unos disfraces dignos de premio. Todo el mundo nos miraba raro y nos preguntaba que por qué le celebrábamos tanto si esta fiesta no era de aquí. Ahora que todos han caído en su tela de araña, que los disfraces inundan colegios y calles, y que hay una fiesta en cada bar y casi en cada casa, yo ya no lo celebro. Triste.

El día es triste como son fríos los cementerios, el luto, las pérdidas, los llantos. Porque, aunque sabemos que mientras los recordemos siguen vivos en nuestros corazones, despertamos y no están junto a nosotros. Porque aunque se transforman en recuerdos, pasa mucho tiempo hasta que esbozamos una sonrisa al recordarlos. Porque, aunque creo que nos guían en nuestros pasos, no caminan a nuestro lado. Y eso duele, porque los necesitamos y los amamos.

Aunque noviembre también puede ser dulce como los buñuelos, como el chocolate caliente y las castañas. Como el calor de la familia y el hogar. Dulce como los recuerdos. Un día para honrarlos marcado en el calendario aunque el recuerdo luzca vivo todos los días del año.