miércoles, 31 de octubre de 2018

Desconexión

Todo el mundo debería sacar tiempo para sí mismo, para su propia desconexión y calificarlo como "su momento". Un ratito, pueden ser diez minutos o una hora.

¿Cuál es el tuyo?

Puede ser la hora después de la cena cuando te tumbas en el sofá, o el momento ducha cuando te relajas debajo del agua, cuando acuestas a los niños, o un cafecito leyendo el periódico, un ratito con un libro, el desayuno mientras planificas el día, una clase de manualidades donde desconectas, el gimnasio cuando te concentras en la música y te olvidas de todo, salir a correr, ir en autobús, ver una peli 'moña' o ponerte una mascarilla y relajar la mente.

¿Y si esa hora dejaras el móvil? El otro día me comentaron que en una clase de baile, había gente mirando el teléfono ¿En serio? ¿no somos capaces de pasar una hora divertida sin contestar un mensaje? ¿Y si lo dejamos en casa?

¿Y si hacemos un apagón eléctrico? Como ese día concreto cuando se pide que hogares y empresas apaguen las luces durante una hora para concienciar sobre el cambio climático, para ahorrar energía y tomar conciencia de la necesidad de adoptar medidas. ¿Y si este fuera nuestro particular apagón voluntario?
Pensaréis que estoy tirando piedras contra mi propio tejado porque soy periodista, adoro la comunicación de las redes sociales y sí, paso mucho tiempo mirando el móvil, pero me encanta disfrutar de "mi momento". Apago el móvil, lo dejo en casa cargando, cojo mi esterilla y me voy a mi clase de pilates, por ejemplo. O cuando salgo de paseo al atardecer con mi perro o cuando despliego mis papeles de scrapbooking y me pongo a hacer algún trabajo y me acuerdo del teléfono cuando quiero hacer una foto del resultado.

Además me dijo un amigo que es bueno para el teléfono apagarlo un rato cada día, como los ordenadores. Es beneficioso para la tecnología y para nuestra mente. Así que déjalo (un rato) a un lado y vive tu momento. Disfruta.

martes, 9 de octubre de 2018

Café

El café es desayunar, es despertar.
Es aroma.
Es parar de viaje a tomar un café.
Es una charla con una amiga.
Son dos tazas en la mesa.
Es compartir.
Es relax, es ocio.
Es negocio, es trabajo.
Es conversar.
Es reposar la comida.
Es una pausa.
Es redesayunar.
Es una sobremesa larga.
Es leche caliente en invierno o hielos en verano.
Es quedar a tomar un café aunque luego pidas otra cosa.
Es bajar al café con los compañeros del trabajo.
Es intimar, es desahogarte.
Es desconexión.
Es socializar.
Todo esto significa para mí una taza de café.
Nunca pensé que en la definición en wikipedia  pusiera que "se acostumbra a tomarlo para entablar conversaciones" y que es "una de las bebidas sin alcohol más socializadores en muchos países". Es verdad.
Yo he sacado grandes amigos del trabajo bajando a tomar café, y también cuando las cosas se torcieron el grupo del café se difuminó. No invitarte a esa pausa laboral fue signo de que algo iba mal. La gente que trabaja desde casa dice que es lo que más echa de menos. Por algo será.
No soy persona hasta tomarme un café por la mañana, uno de mis placeres es quedar en una terraza con una amiga y, sin duda, el café sabe distinto en la playa mirando al mar.
Así que, aunque sea virtual, espero que te tomes un café mientras lees mi blog. Te invito.