Hay una sección en el programa de radio "Lo mejor que te puede pasar" que se llama "El amargao de Twitter" que me gusta mucho porque la gente no deja nunca de sorprenderte. Leen unos cuantos tuits ácidos que han recibido ellos u otra gente famosa, normalmente críticas, algunas veces cercanas al insulto, otras sin ton ni son. En el programa se ríen porque la mayoría de las respuestas no tienen nada que ver con el tuit que han escrito, es sólo hablar por hablar, más bien, criticar por criticar. La verdad es que lo tienes que tomar así, riéndote, porque son eso: amargaos.
Cuando trabajas en comunicación, y más ahora con el boom de las redes sociales, esto es muy habitual. Es la misma crítica que harían en la vida real, pero elevada gracias a estar detrás de una pantalla de móvil y tener acceso a esa gente que antes sólo veías en la tele sin posibilidad de "hablar" con ella. En un curso me explicaron que los 'community manager' suelen contestar en las redes sociales como lo harían en la realidad, y es cierto, si eres amable o borde, se reflejará en tu respuesta. Lo mismo pasa con los amargaos.
Algunos no merecen respuesta, como no lo harías cara a cara. Incluso de algunos, si puedes, te alejarías en la vida real. Es más, aléjate de esos amargaos que te van minando poco a poco tus ganas de vivir, de disfrutar. Esa gente que está observándote para decirte lo que haces mal, esa crítica mordiente, esa gente "descalificadora". Los agresivos verbales que te hacen daño con sus palabras, los envidiosos, los chismosos, los falsos, pero sobre todo los "quejosos". Esos que no disfrutan con nada, que no saborean los pequeños momentos de la vida, que siempre están dando vueltas al mismo tema, que te anulan, te quitan tus sueños sólo porque ellos no luchan por el suyo.
Esa gente es tóxica, perjudica seriamente la salud. Lo malo es que algunos están bien disfrazados y sólo te das cuenta cuando te alejas de ellos.
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