domingo, 1 de septiembre de 2019

Camino

Septiembre. Ni un solo post en agosto. Un paréntesis.
Eso ha sido el verano, una mezcla de sol y playa y desconexión en el Camino de Santiago.
No fui a perderme, ni para encontrarme, no llevaba en mente propósitos concretos ni iba para cumplir promesas, solo para vivir una experiencia diferente y así ha sido.
Pero sí he descubierto o mejor dicho, redescubierto (porque en el fondo son cosas que sabemos, aunque las mantengamos ocultas en nuestra mente) muchas lecciones. Como me pasa en todos los viajes, he aprendido mucho, de mí y de los demás, de mi alrededor. Como los niños que son esponjas, así me siento yo viajando.
He aprendido dónde ponemos los límites y el poder mental. Todo pasa por la cabeza...y el corazón. Saber que puedes hacerlo porque quieres hacerlo. Nuestros límites están más lejos de lo que creemos, solo hay que forzarlos, alejarlos... y alcanzarlos.
Aprendí que cada uno hace su camino, no valen los consejos (salvo los prácticos) porque cada uno se lo adapta a sí mismo, no estás en las botas del otro. Como en la vida.
A buscar la voluntad, todos los días, para levantarse y caminar ...y seguir. Siempre seguir caminando. Porque el camino es como la vida, con sus piedras que hay que sortear, sus llanos, sus momentos al límite, sus paradas, sus subidas y bajadas...y su peso en la mochila, soltar para avanzar, ir con lo imprescindible, dejar lo superfluo.
Y apreciar los momentos, desde lo básico -la ducha, la comida, el descanso-, hasta la propia naturaleza, el silencio, pero también la charla con los amigos, la ayuda, la convivencia ... Porque, como en la vida, por el camino pasa mucha gente, algunos saludan, otros pasan fugazmente, a otros te lo vuelves a encontrar algún día y otros hacen el camino contigo, a tu lado, te agarran cuando caes y te abrazan al llegar a destino.
Y reafirmar que, como siempre, lo importante es el ahora, no pensar en los kilómetros de atrás ni en los que quedan, solo en dar un paso más y otro y otro ...y se hace camino al andar. Porque lo importante no es llegar, sino disfrutar el camino.


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