martes, 22 de mayo de 2018

Inglés

Un señor extranjero desorientado para a una persona en la calle. Excuse me, do you speak English? ¡Sorpresa! La historia puede continuar de varias formas, como aquellos libros que leía de pequeña donde tú ibas eligiendo el final. Que la persona con la que haya topado no entienda ni lo que le está preguntando porque no sabe nada de inglés, que comprenda la pregunta e intente chapurrear una respuesta o que le responda con un speech perfecto, indicándole por dónde debe llegar a su hotel.

No sé cuál habrás elegido para continuar el relato pero la tercera opción es poco usual en estos lares y, sin embargo, bastante común en otras ciudades europeas. No hablo de Inglaterra, Escocia o Irlanda donde sería lógico. Me refiero a lugares como Viena, Estrasburgo, Berlín, Copenhague...donde su idioma natal no es el inglés y lo han estudiado en el colegio, como tú y como yo, como segunda lengua. Entonces ¿por qué en el aeropuerto de Budapest la señora de la limpieza nos indica correctamente por dónde ir y aquí no somos capaces ni de saludar educadamente? Más que un reproche es pura envidia.

Asombrarte y avergonzarte -por qué no decirlo- de una persona en Estambul gritando en español que no entiende por qué no la hablan en su idioma en el aeropuerto mientras le piden "passport please". Pero eso no debería sorprendernos teniendo en cuenta el nivel de inglés del presidente de Gobierno, por ejemplo.

Viajar te da la oportunidad de observar, de recapacitar estas cosas y de mejorar, pero también de extrañarte. Te brinda la ocasión de aprender, de admirar a la persona de recepción del hotel más pequeño del pueblo más recóndito cómo cambia de idioma en un abrir y cerrar de ojos, de ver a la señora mayor del puesto del mercadillo hacerse entender en una lengua que no es la suya y de comprender cómo han entendido el turismo en otros países.


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