martes, 29 de diciembre de 2015

Magia


Cuando dejas de creer, dejan de existir. Eso es lo que creo que ocurre estos días navideños, si le quitas la magia a los Reyes Magos dejan de venir. ¿Para qué, si no crees en ellos? La magia es ilusión, pero no sólo la de los niños. Es cierto que con pequeños en casa todo se vive más intensamente, pero yo no tengo hijos (y hasta hace bien poco, tampoco sobrinos) y para mí el día de Reyes siempre ha sido especial. Lo hacemos especial. No entiendo ni comparto esa idea de sólo regalos para los pequeños ¡a mí también me gustan los regalos! y como dije otra vez, me gusta regalar y que me regalen. No podría entender levantarme el día 6 de enero y tener el árbol vacío. Me deprimiría ya para el resto del año.

Esto también significa que si vas de compras por obligación, sin ilusión, dejas de creer y entonces, dejan de existir. Y eso es una pena. O yo lo veo así. Cuando no piensas lo que le gustaría al otro que le trajeran los Reyes, sino que vas a "quitarte el marrón", sólo ves un centro comercial a rebosar, un montón de gente, prisas, un dineral, se te echa el tiempo encima y no encuentras nada.

Luego la gente es muy libre de comprar la tienda entera o una cosa pequeña. Una sorpresita, como digo yo. Que no hace falta llegar con el paquete más grande, a veces -muchas veces, casi siempre- cuentan más los pequeños detalles. Algo que una vez dijiste, que ni siquiera está apuntado en tu carta a los Reyes, pero que ya sabes que va a gustar.

Por eso no me gusta nada el típico comentario de "no necesito nada" o "no sé qué cogerle porque tiene de todo". Pues sí, gracias a Dios tenemos de todo. Todos tenemos de todo. Por eso cuentan más los detalles, las sorpresas. Porque los Reyes para mí traen caprichos, no cosas que necesites. Y lo que peor me sienta del mundo es que me quiten la ilusión a mí. Esta mañana he ido a hacer de paje real y he escuchado frases como "la verdad que yo porque tengo un sobrino pequeño, que sino..." o "ale, otro listo, qué bien que ya solo me queda uno" o "yo ya vengo a las rebajas y cojo más cosas". Y el último que me han dicho: "vaya líos te buscas". Pues sí, me busco y me encuentro o no lo encuentro, pero lo he buscado con ilusión, con interés, con magia.



viernes, 25 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

Sólo una pequeña entrada para desearos a todos unas felices fiestas con este arbolito que me mandaron por whastapp y que parece hecho a propósito para este blog.

Sigue estos buenos consejos, aunque a veces cueste, lo sé, pero es la esencia de la Navidad. Unos simples verbos que conducen a la felicidad.



domingo, 20 de diciembre de 2015

Estilo

¿El estilo nace o se hace? Yo creo que se nace con él, aunque todo se puede mejorar. Se puede aprender moda, pero hay que tener personalidad para llevar la ropa. Y hacerlo tuyo, imprimir carácter. La clase, la elegancia es innata. La prueba es el dinero, todos conocemos a famosos ricos que son horteras por mucho que su ropa cueste un dineral. Y, al contrario, gente normal, con poco presupuesto, que encuentra auténticas gangas en mercadillos y lo luce como si fueran de marca.

Y además del dinero y del estilo, hay que saber estar. Quiero decir, no se puede ir al fútbol con tacones ni pisar una alfombra roja en playeros, por la misma razón que no sales a la calle en pijama y zapatillas. Eso es algo que no me gusta de la gente: al estadio se va en chándal, vaqueros, playeros, sudarera y si puede ser con la camiseta del equipo, mejor. Y a una gala se saca del armario tu mejor vestido o traje y te subes a un taconazo, que un día es un día.

No hay que aprender protocolo, simplemente hay que saber unas normas básicas, que son más bien de sentido común. Soy de las que sigo respetando ese código de que a una boda no se va de blanco ni de negro, los tiros largos se dejan para las ceremonias de noche y los tocados para las de mediodía. Es lógico, porque ¿de qué sol te protege una pamela en una boda de tarde? Los hombres de traje o si me apuras, pantalón de vestir y camisa, nada de camisetas en una ceremonia. Tampoco se va con colores estridentes a un funeral, no digo que se tenga que ir de negro riguroso como antaño, pero no me parece dar el pésame a un familiar que está triste vestido con jersey rojo.

E igual que nuestra forma de hablar o de escribir, la de vestir dice mucho de nuestra personalidad. Cada uno con la suya, todas igual de válidas, no voy a entrar en tópicos. Al final, es otra característica más de nosotros que nos distingue y que marca la diferencia. Y el estilo, sin duda, nos define.



lunes, 14 de diciembre de 2015

Pro Navidad

Sé que a mucha gente no le gusta la Navidad, como a otros no les gusta la Semana Santa ni a otros el calor del verano. Sé que muchos es porque han perdido a alguien muy cercano y lo echan de menos, más si cabe, en estas fechas y contra eso no tengo argumentos.

Pero a los demás no entiendo que no pueda gustarte ese espíritu navideño que nos invade cuando llega diciembre. Las ciudades iluminadas de colores, la gente comprando con ilusión pequeños detalles -aviso, esto será otro post-, los dulces de Navidad y el champán, las familias reunidas, los amigos brindando, la esperanza de que el próximo año sea mejor, los escaparates adornados con esmero, esa solidaridad que hace que por unos días seamos más buenos, los villancicos y la cena de Nochebuena, esos buenos deseos de paz y amor, la ilusión en los ojos de los niños, abrir los regalos, ver la Cabalgata, bailar en Nochevieja, llamar a amigos que hace tiempo que no hablas o mandar una felicitación, jugar un décimo de lotería y ver el sorteo esperando la suerte, volver a picar y comprar algún adorno más para la casa ...
Uf no sé, ¡se me ocurren tantas cosas!

Pero parece que está moda decir que no te gusta, otra vez los "quejosos", es como luchar contra corriente, que te miren raro por cruzar España para abrazar a tu abuela o por romperte la cabeza pensando un regalo en lugar de hacerlo por compromiso, por poner ilusión en cada paquete, por adornar la mesa con mantel navideño, por dar un beso al de al lado cuando suenan las campanadas, por dar comida a quien no la tiene estos días, por poner el árbol y el Belén en casa, y por qué no, también por la nostalgia de acordarte de los que no están y de otras Navidades pasadas, cuando éramos niños, cuando creíamos en los Reyes, cuando creíamos en la magia de la Navidad. Creo que esto es muy importante para no olvidarnos de esa inocencia ni esa ilusión. Ésa es mi palabra para la Navidad: ilusión.

Así que voy a poner muchas luces y adornos e invitar a mis amigos y poner el árbol y el Belén y estar con la familia y brindar para que sepan que en esta casa nos gusta la Navidad.


lunes, 7 de diciembre de 2015

Maleta

La maleta se llena de "por si acasos". Siempre, da igual que sea verano que invierno, que vayas de viaje de trabajo o de ocio. Por si llueve, por si hace frío, por si el hotel tiene piscina, por si hay una cena más arreglada...La maleta es eso que llenas de ilusión antes de irte y que cuando vuelves te da pereza deshacer porque la lavadora con la ropa sucia te devuelve a la cruda realidad: has vuelto.

Hay gente muy ordenada haciendo maletas, que lo apunta todo, que la prepara días antes, en cambio otros improvisan, otros apenas necesitan media hora, otros llenan la cama de ropa antes de meterla en la maleta...Hay maletas de vacaciones, que llenas con ganas de descansar, otras son viajes de negocios, con ropa más elegante de trabajo, otras maletas llevan vestidos de boda y tacones, otras sólo bikinis para tirarse en la playa, maletas de mano, maletas para cruzar el océano... Todas ellas siempre llevarán más de lo que te pondrás, incluso a veces más de lo que cabe. No será la primera vez que ves a alguien tirado en el suelo del aeropuerto jugando al tetris con la maleta.

En casa he visto mucho hacer maletas -por trabajo y por vacaciones-, me sé los consejos de memoria y también he leído varios trucos y, aunque algunos los pongo en práctica y otros ya los sabía, el "por si acaso" y la ropa que vuelve intacta no falla nunca. Depende del destino, del clima y de la duración, pero ahí van unos consejos: lo que pesa más se pone abajo junto con el neceser, también abajo para que si se sale algún líquido no manche toda la ropa, aprovechar lo huecos de los zapatos (que siempre irán en bolsas independientes para no ensuciar) para meter otras cosas y que vaya quedando compacta, ropa enrollada que ocupa menos, blusas y vestidos lo último para que no se arrugue, los cinturones estirados al borde de la maleta, colores neutros que combinan con todo, ropa cómoda y versátil y llevar puesto lo que ocupe más.

Los accesorios también es otra cosa que metes por si acaso y muchas veces no te pones, bolsos, collares, pulseras, bufandas...luego vamos con lo mismo todos los días. Yo ya tengo adjudicados bolsos de viajes, que como digo yo, conocen mundo. ¿Qué decís de lo que ocupan los zapatos? ¿y las botas? Por eso siempre llevo sólo un par de repuesto, que suele ser zapato bajo o calzado deportivo. No entiendo la gente que va a patear una ciudad con tacones.

Un conjunto básico y ropa interior en la bolsa de mano si facturas no vayas a tener la mala suerte de que te lo pierdan. Un fular que siempre te saca de un aprieto si tienes frío en el avión o tren. A todo esto, hay que dejar hueco por si vuelves con algo de más... ¡ay esos caprichitos! No olvidar una bolsa vacía para la ropa sucia, el cargador del móvil y la cámara de fotos.

Y lo más importante, llenarla con ganas de hacer turismo, de desconectar y de disfrutar. ¡Os dejo que yo estoy llenando la maleta de ilusión!