sábado, 16 de diciembre de 2017

Cuento de Navidad

Hacía tiempo que no escribía pero tengo una buena razón. He estado en un cuento y no podía ni quería salir de sus páginas. Un viaje de ensueño, un cuento...de Navidad.

He visto tantas casas bonitas, de colores, con sus vigas de madera en las fachadas, que no sabía con cuál quedarme, así que me hacía fotos con todas. He visto la casa de Hansel y Gretel... ¿os acordáis de este cuento de los hermanos Grimm? Con sus ventanas de dulces y gominolas y su chocolate...¡cómo me gustaba! La verdad es que ahora lo miro con otros ojos y era terrorífico, la bruja, los niños que se perdían en el bosque, el hambre...pero creo que yo sólo me fijaba en las golosinas -mi perdición- cuando se lo oía contar a mi abuela.

He visto pueblos medievales, con suelos empedrados, con torres y campanarios, con puentes de piedra, con ríos y canales, poblados de una sola calle y otros como un laberinto circular que le añadían una página más al cuento. 

He visto la ilusión en los escaparates de las tiendas, cuidados con esmero, hasta el mínimo detalle, con ositos de peluche blancos en las ventanas, con marionetas en movimiento y con un teatrillo de la Bella y la Bestia. Gnomos y enanitos con grandes gorros rojos que te daban la bienvenida al comercio. Luces de ángeles y coronas de Adviento en cada iglesia y catedral.

He visto atracciones de feria en forma de árbol de Navidad, con niños subidos a las bolas a modo de asientos. He visto jabones en forma de cupcakes que te daban ganas de hincarles el diente, estrellas que eran lámparas, campanas que se iluminaban con velas, nacimientos hechos con cera, tallados en madera y belenes con estructura de pirámides. Y toooodos los adornos que puedas imaginar para el árbol.

Olor a canela, a castañas y chocolate en cada rincón. Y bastones de caramelo, tiendas enteras de frutas escarchadas y galletas de jengibre en cada mercadillo, hasta comprobar que el muñeco del hombre de jengibre era el protagonista.

Puentes adornados con abetos, piñas y árboles blancos con bolas rojas. Y cabras de verdad en pesebres para deleite de los niños y cisnes en los canales para ponerle el toque de glamour a la foto.

Y luces, muchas luces, que encendían la magia. Luces de colores, luces en cada rincón, luces abundantes, excesivas, un cúmulo de brillos que reflejaban la magia. Derroche de luz y color. Y estrellas y corazones en cada ventana porque si hay que buscar un símbolo para la Navidad quizás sean estos: luz, paz y amor. Comprenderéis que con todo eso en la retina y una sonrisa perenne pegada al rostro, no quisiera regresar de la fábula.


viernes, 24 de noviembre de 2017

Gracias

¿A qué hace cinco años tu madre no conocía el Black Friday? Ni siquiera sabía pronunciarlo, mucho menos traducirlo, y ahora te dice con toda tranquilidad que se ha ido de tiendas a ver los descuentos del "Viernes Negro"... ¿cómo...?

Así que ahora que hemos importado Halloween, el Black Friday y el Cyber Monday -que todavía nos queda otro día de compras-, ahora que ya nos hemos vestido de vampiros, nos han abrasado a correos con publicidad de rebajas, hemos picado y comprado en esos escaparates con carteles negros, ahora que los que no sabían ni una palabra en inglés hablan de todo esto con conocimiento de causa, cuando se fomenta el consumismo y las compras compulsivas, pregunto por qué no adoptamos también Thanksgiving.

Ah, claro, que como esto no se celebra aquí, tu padre no sabe lo que significa. Tan simple y tan grande como Acción de Gracias. Sí, cuando los americanos viajan de punta a punta del país para reunirse con la familia y cenar pavo relleno. Esa cita ineludible como lo es para nosotros las reuniones familiares navideñas. Aunque nosotros ya cenaremos el lechazo en Nochebuena, podíamos poner de moda lo de dar las gracias, ya que también en muchas casas es tradición realizar una oración de agradecimiento antes de comer el asado.

¿Te das cuenta lo poco que decimos esta palabra y lo bonita que es? Cuánto deberíamos dar gracias a los que están a nuestro alrededor y qué poco lo hacemos. Solemos pedir mucho más, ¿verdad? ¡Cuánto deberíamos agradecer a la vida! Deberíamos estar eternamente agradecidos.

El otro día vi un vídeo de una bloguera en el que antes de acostarse cada uno de sus hijos decía una cosa buena de ese día. A los que nos gusta escribir aconsejan recuperar nuestros viejos diarios de adolescentes y apuntar dos o tres cosas que te han gustado de esa jornada en un pequeño hueco en tu agenda.

Así que aunque sea algo que debamos cultivar todo el año, yo votaría por acoger esta otra fiesta "americanada" y sacarle el jugo a su lado emotivo. Un sólo día... o todos.

Thank you. Gracias.






domingo, 12 de noviembre de 2017

Sentimientos

Quizás porque la comunicación esté poco valorada -ya lo dije aquí- o porque los que trabajamos en este mundo valemos un poco para todo, hay mucha gente que se olvida del trabajo que hay detrás cuando las cosas salen bien. Quizás es porque tan pronto escribimos, que hablamos en público, que hacemos unas fotos, porque sabemos un poco de protocolo, otro de marketing, otro de relaciones públicas... No estamos ajustados a un departamento concreto, sino que abarcamos todos en el organigrama de una empresa.

Pero eso no quiere decir que no tengamos sentimientos.

Por eso hace unos días participé en un evento en el que hubo dos detalles que me gustaron especialmente. El primero fue que toda una consejera se acordó precisamente de esto, del esfuerzo y el trabajo que hay detrás para que una gala resulte perfecta. Dijo exactamente que parece que cuando las cosas salen bien es porque tienen que salir así, y no nos acordamos de lo mucho que habrá trabajado alguien estos últimos días. Así que, antes de comenzar su discurso de clausura, pidió un aplauso para todo ese trabajo que no se ve pero está ahí. Así que por la parte que me toca, gracias.

Se puede decir que esto es sentirse valorado, pero yo lo tenía un poco olvidado, por desgracia.

Y el otro detalle está muy relacionado con otro post en el que hablé de la importancia del equipo, en todos los aspectos de la vida, incluido el ámbito laboral. Cuando mis compañeros fueron hacerse una foto todos juntos del grupo de trabajadores, me vinieron a buscar porque yo en ese momento estaba trabajando en otro lugar apartado. Puede que ahora estés pensando que es una bobada, pero me hizo especial ilusión, porque os aseguro que en otras ocasiones esto no ha sido lo normal.

En otro sitio donde trabajé también organizábamos una jornada en la que se exponían trabajos por departamentos y nadie, en el momento de agradecer a quienes les habían ayudado a realizar su ponencia, absolutamente nadie se acordaba de "la chica de comunicación", de quien les había facilitado algún dato, de quien había encendido el ordenador y el proyector para su exposición, ni de quien le estaba haciendo las fotos con la cámara delante de ellos en ese mismo momento.

Y eso cuando llevas unos días con mucho estrés, te hace ir a casa completamente decepcionado. Porque como dije al principio, no perteneceremos a ningún grupo en particular y quizás pienses que sólo se trata de trabajo, pero tenemos sentimientos...aunque sean laborales.




miércoles, 1 de noviembre de 2017

Triste

Aviso que este post me ha quedado un poco triste porque creo que este día los es y da comienzo a un mes que siempre he pensado que es soso, frío y melancólico. Porque aunque ahora disfracemos este día de fiesta de Halloween, mini brujas y vampiros pequeños y lo pintemos de naranja, este día es triste. Así, sin edulcorantes.

Cuando nadie celebraba Halloween y los puritanos lo tachaban de "americanada", yo iba a una fiesta terroríficamente genial, en casa de un amigo que la adornaba como un pasaje del terror, y con un unos disfraces dignos de premio. Todo el mundo nos miraba raro y nos preguntaba que por qué le celebrábamos tanto si esta fiesta no era de aquí. Ahora que todos han caído en su tela de araña, que los disfraces inundan colegios y calles, y que hay una fiesta en cada bar y casi en cada casa, yo ya no lo celebro. Triste.

El día es triste como son fríos los cementerios, el luto, las pérdidas, los llantos. Porque, aunque sabemos que mientras los recordemos siguen vivos en nuestros corazones, despertamos y no están junto a nosotros. Porque aunque se transforman en recuerdos, pasa mucho tiempo hasta que esbozamos una sonrisa al recordarlos. Porque, aunque creo que nos guían en nuestros pasos, no caminan a nuestro lado. Y eso duele, porque los necesitamos y los amamos.

Aunque noviembre también puede ser dulce como los buñuelos, como el chocolate caliente y las castañas. Como el calor de la familia y el hogar. Dulce como los recuerdos. Un día para honrarlos marcado en el calendario aunque el recuerdo luzca vivo todos los días del año.


viernes, 27 de octubre de 2017

Colores

Me acuesto con la imagen de Baiona ardiendo, la misma ciudad que nos encantó este año en vacaciones, pero con un aspecto muy distinto. Triste. Color naranja donde debía haber verde. Me duermo pero sé que los gallegos de las zonas afectadas no tendrán una noche tranquila.

Me levanto, abro el grifo y no hay agua en mi casa por una avería. Me lavo la cara con un cazo de agua reposada y vienen a mi mente las imágenes de las cadenas humanas y solidarias de los vecinos también con cubos y calderos de agua. Otra vez las grandes tragedias sacan lo mejor de nosotros. Al darme cuenta de la cantidad de cosas que no puedo hacer, me acuerdo también de mi abuela, que sin agua corriente en su casa, la sacaba también del pozo con calderos.

Veo en la televisión terribles imágenes de incendios, provocados, y el parte metereólógico que no pronostica lluvia y sin embargo sí hay viento. Lo peor. Naranja y negro. Quien me conoce sabe que no me gusta nada llover, pero es obvio que tampoco me gusta ver el campo así de seco cuando salgo de paseo. Amarillo. Me acuerdo entonces de cómo llovía los días que estuvimos de vacaciones en verano y mi malestar por ello, ¡qué paradoja! Días grises, mar azul, campos verdes. Y ahora, como las conversaciones de ascensor, no paramos de hablar del buen tiempo que todavía tenemos, soleado y sin rastro de otoño. Y sabemos que no es normal ni bueno.

Soy consciente de que este post llega tarde, una semana tarde, en la que nosotros ya estamos pensando en otras cosas, menos los afectados de Galicia que siguen con este inmenso problema. El resto de España ya ha vuelto a otra actualidad, como a Cataluña por ejemplo. Me doy cuenta de nuevo de lo efímeras que son las noticias, de que en cuanto llega otro tema, nos distraemos, se solapan y nos olvidamos de lo anterior. Así de frágiles de mente somos. Lo vi claro en su día cuando trabajaba en un periódico, que cuando llegaba una noticia de última hora, lo que tuvieras entre manos ya no importaba nada. Nadie recuerda los nombres propios de casos sociales que fueron muy sonados en su momento y que nos supimos de memoria durante días.

Es verdadero el popular refrán periodístico de "el periódico de hoy envolverá el pescado de mañana". Triste pero real.


domingo, 8 de octubre de 2017

Retos

"Creer en los sueños", puede parecer una frase optimista de estas que están tan de moda ahora, pero es una de las conclusiones más poderosas que he sacado de dos eventos que he vivido esta semana.

El miércoles moderé por primera vez una mesa redonda en un proyecto muy interesante titulado ¿Y si te dijeran que puedes?, un documental en el que cinco jóvenes con esquizofrenia escalan el Naranjo de Bulnes, en los Picos de Europa. Previo a la mesa, Sebastián Álvaro, creador de Al filo de lo imposible, fue explicando cómo se había desarrollado este plan en una motivadora charla con muchas frases para apuntar.

"De lo que nos arrepentimos es de lo que no intentamos" fue una de ellas. Estos jóvenes, después de años oyendo "tú no eres capaz", han demostrado, no sólo que se puede abrir la puerta a intentarlo, sino también conseguirlo. Y me encantó oírles hablar de muchas de las cosas que ya he dicho en este blog: esfuerzo, equipo, compañerismo, confianza, superación, ilusión, satisfacción y por supuesto, emoción al llegar a la cima.

Otra de esas frases que se pronunciaron ese día cobró más sentido el domingo: "Cualquiera de nosotros puede hacer cosas excepcionales". Sergio Monge es un joven ciclista y empresario de Valladolid, comprometido con la Asociación Asdent para ayudar a Nacho, un niño con la enfermedad de Dent, por el que ha realizado ya varios retos increíbles. Esta vez ha pedaleado en una bicicleta estática durante una semana entera -durmiendo cuatro horas diarias- para recaudar fondos por esta buena causa. Casi 3.400 kilómetros que le han servido para batir un récord Guinness y conseguir dinero para que se investigue esta enfermedad rara.

Impresionante fue también verle acabar su objetivo, entre aplausos y lágrimas de emoción, agarrado de la pequeña mano de Nacho que pedaleaba a su lado, bajarse de la bicicleta y casi sin poder hablar, dar las gracias a los presentes por haberse acercado a darle aliento y solidaridad: "Todavía queda gente buena", fueron sus primeras palabras. Poco después confesaba que tuvo un día malo, que pensó en tirar la toalla, pero sacó fuerza de voluntad de dentro por tanta gente y por Nacho, la fuerza del corazón.

Así que sí, me voy a la cama con un buen sabor de boca, sabiendo que estos sueños son excepcionales y son, sin duda, de admirar, pero sabiendo también que cada uno tiene sus propios desafíos en la vida cotidiana y se pueden superar. Me quedo con la frase final de la mesa redonda: "Cada uno tiene su propio Naranjo de Bulnes".



miércoles, 20 de septiembre de 2017

Decepción

Hace un par de años escribí en facebook la definición que encontré de la palabra decepción tras sufrir una. "Pesar causado por un desengaño sobre un deseo o una persona. Frustración que se da al desengañarse de lo que no satisface nuestras expectativas. Se forma al unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena" y, la definición de desengaño es: "Conocimiento de la verdad que deshace un error o engaño: Pérdida de las esperanzas o ilusiones que se tenían en algo".

Una amiga me escribió en los comentarios que lo que no dice la definición es que es uno de los peores sentimientos que se pueden tener. Y tenía razón. Cuando vuelves a sufrir de nuevo te das cuenta de que, aunque ya conozcas el dolor, eso no lo mitiga. Aunque dicen que "la decepción no mata, enseña", yo digo que a veces se nos olvida la lección. Poner de nuevo las expectativas en alguien y llevarte un chasco. Desilusionarte. Y ya he dicho en otras ocasiones lo importantes que es para mí la ilusión, la magia.

Es como un jarrón que se rompe, lo puedes volver a pegar, pero ya no es igual. Lo puedes mover de sitio pero cuando lo mires te acordarás que está roto. Cuando te acerques, verás sus fisuras. ¿Cuántas veces se puede romper y pegar un jarrón? También se le puede poner flores frescas, siempre he pensado que la amistad era como las flores que había que regarla para que no se marchite. Y aún así, a temporadas, acaban apagándose, hay veces que reviven en primavera y otras, simplemente mueren.

Tras la sorpresa y la pena, llega la culpa. Si esperabas demasiado, si creías en otra reacción, quizás la que tú hubieras tenido, entonces es culpa tuya. Pero en el fondo sabes que alimentarse de esos sentimientos negativos te pudre por dentro, como las flores.

Leí una frase: "las decepciones te hacen abrir los ojos y cerrar el corazón". Aunque creo que en parte es verdad, me niego a cerrarlo, a que los fantasmas de las decepciones me impidan volver a creer y confiar. Porque de repente puede llegar alguien a casa con un jarrón nuevo, no tiene por qué ser más grande ni más bonito, simplemente es nuevo, con flores frescas. Un regalo. Y los regalos se estrenan con ilusión.


miércoles, 13 de septiembre de 2017

Encuentros

Ahora sí...ya se acabó el verano -aunque todavía queden días para ese 21 de septiembre que marca el comienzo de la estación otoñal-. Esta semana, cuando ya se acaban las fiestas de Valladolid, se retiran las casetas y los escenarios, ya no hay pinchos ni conciertos, regreso de las fiestas de moros y cristianos de Caudete (Albacete), ya no oigo las bandas de música ni los tiros de los trabucos...ésta es realmente la vuelta a la rutina. Aunque llevemos un par de semanas trabajando y con la playa ya en el recuerdo, es ahora cuando sacamos punta al lápiz y estrenamos cuaderno, los niños vuelven al colegio y con todo, la normalidad.

Es entonces cuando miro con nostalgia y satisfacción aquel 23 de junio en el que comencé mis primeras vacaciones con el campamento de la parroquia y el concierto de Alejandro Sanz en Madrid. En medio, muchas tardes de piscina y días calurosos de playa, viajes por la carretera, conciertos, muchas mañanas de trabajo y tardes de paseos al atardecer, risas, comidas, cenas, pero sobre todo mucha gente, familia y amigos que han formado parte de "mi verano 2017".

Y en todos esos viajes e idas y venidas, es obligatorio dejar a la gente atrás. Y son tan tristes las despedidas, esos abrazos sentidos, esas promesas de volver... Me quedo mejor con los reencuentros, me gustan tanto después de las vacaciones, cuando te alegras de volver a ver a los amigos, te preguntas por el verano, te sientes parte de un grupo... Pero ambos, despedidas y encuentros, se intensifican en estaciones y aeropuertos. A mí me resulta inevitable mirarles, aunque siento que es una intromisión a su vida privada, pero me acabo emocionando con esos besos sinceros, imaginando parentescos e historias, pensando dónde irán, cuándo volverán a verse...

En ferias fui a un espectáculo muy recomendable de Luis Piedrahíta, en el que además de reírme muchísimo, desgranó con picardía la vida cotidiana, y soltó algunas perlas que tendría que haber apuntado. Nos hizo poner el cronómetro de una hora para que apreciáramos el tiempo, para decirnos que había pasado una hora que no volverá, que la vida es esto, que la vida pasa, que es vivir, reír y disfrutar. ¡A por el nuevo curso!


miércoles, 30 de agosto de 2017

De vuelta

Estoy de vuelta de vacaciones, de vuelta al trabajo, de vuelta a la rutina, al blog, a mi ciudad, a casa. Y todo con un año más. Por eso quizás afronto el siguiente curso escolar como las promesas de año nuevo, donde todo empieza, todo se estrena, hasta la edad.

De vuelta quiere decir que la rueda sigue girando y eso siempre es bueno. Que para volver hay que ir, que para estar de vacaciones hay que haber trabajado, que para descansar hay que haberse cansado...y eso sin duda, es una satisfacción. Aunque ya hemos dicho que la vida es cíclica, también hay que intentar que cada día no sea igual.

Así que este año era diferente para mí, después del año pasado que como estaba en paro no eran unas "vacaciones al uso" y el año anterior - cuando empecé este blog- estaba recién despedida. Pero sobre todo ha sido distinto porque no he llegado a la playa estresada ni con necesidad de perder de vista a jefes ni compañeros de trabajo. Esto me ha permitido disfrutar desde el primer momento, sin preocupaciones ni temor a la vuelta.

Y lo más importante, ha sido distinto por no tener angustia al volver, por aprovechar hasta el último día y hacer el viaje de regreso tranquila. Como decía aquel anuncio de tráfico, lo importante es volver. Sin duda.

Y levantarse al día siguiente sin ansiedad, con la típica morriña del olor a mar, pero sabiendo que tienes un trabajo al que acudir con una sonrisa, con ganas de ver a tus compañeros y compartir las vacaciones, incluso agradecer a los jefes que han tenido el detalle de felicitarme por mi cumpleaños. Hacía mucho que no tenía una 'vuelta al cole' tan despreocupada. Y solo por eso hay que celebrarlo.

Aunque el calendario ya marca casi septiembre y con él, el inicio de curso, en Valladolid empiezan las fiestas de la ciudad, así que todavía nos quedan unos días para volver propiamente a la rutina. Una vuelta más a la rueda. Además, nos hemos mudado a una oficina nueva por lo que todo será nuevo y a estrenar. Todo por escribir.

En esos giros de la rueda dicen que en la vida todo regresa. No tengo muy claro si es verdad, pero quiero creer que sí, que todos giramos en esta rueda.


jueves, 27 de julio de 2017

Piel

Ahora que me paso el día piscineando, pegándome por unos rayitos de sol, comparando lo morena que está la gente y admirando el bronceado de playa, recuerdo esa frase que se ha puesto tan de moda de que la piel tiene memoria. Si la tiene, entonces se acordará de las horas muertas a la orilla del mar haciendo castillos, cuando parecía que el sol a las 14 horas era menos dañino que ahora. Y cuando nos echábamos crema de zanahoria porque cogía más rápido, y aceite sin protección donde se podía freír un huevo. Y cuando nos quedábamos a comer en la piscina en la parte que llamábamos solarium a pleno sol...

Ahora que todos sabemos mucho de factores de protección y todos estamos muy concienciados -gracias a Dios-, ahora que instagram parece un continuo anuncio de cremas solares, sprays para niños, leches vitaminadas, calmantes de aloe vera, sombreros de ala ancha para cubrir bien la cara...ahora es cuando pienso en mis arrugas alrededor de los ojos.

Ahora que pasamos días disfrutando al sol, sonreímos más, estamos de vacaciones y nos hacemos muchas fotos como ya dije en este post para inmortalizar el momento verano-playa-piscina-helado-montaña, luego vuelvo a casa y cuando voy a sacar las fotos para hacer un álbum veo las imágenes...y también las arrugas. Aquí está la memoria de mi piel. Y si esas marcas en los ojitos reflejan la felicidad, yo he debido de sonreír mucho porque como decía aquel "ya que vamos a tener arrugas que sea de tanto sonreír".

No seré yo quien tire piedras contra el tejado de la industria farmacéutica y cosmética con lo que me gustan a mí estos productos que hay veces que parezco "doña potingues": crema hidratante para la cara, de día, de noche, para los ojos, para el pecho, para los granos, para piernas cansadas, para celulitis, exfoliante, sérum, antiestrías, reafirmantes, antimanchas, protección solar, calmante...¿Verdad o no?

No seré yo quien recomiende unos u otros -que ya me pasó una vez y repito que no soy una "blogger anuncio pagada"-, ni seré yo quien deje de usarlos para intentar retrasarlo y ocultar esos hoyuelos, pero también estoy convencida de este otro consejo: "mejor tener arrugas en la cara que estrías en el corazón". Nunca dejes de sonreír.




martes, 18 de julio de 2017

Fiesta

A riesgo de que me partan la cara, la voy a sacar por los Sanfermines. Decía mi madre que siempre fui una defensora de las causas perdidas, y no creo que esto lo sea, pero sí pienso que se le está tratando injustamente. Me refiero a los auténticos Sanfermines, no a los que salen en la tele.

Porque Sanfermines es una gran fiesta con todo lo grande que es esta palabra, no sólo noche, alcohol, borrachos, bares y sexo. Es la auténtica celebración en la calle, disfrutar desde que sales por la mañana hasta la noche, es la exaltación de la alegría de vivir, es poder ser tú, sin dobleces, en una ciudad que te acoge desde que te bajas del coche.

Igual ahí está el problema, que acoge a todos y no todo vale. Los extranjeros (no sólo de otros países, también de otras ciudades) que llegan con el concepto equivocado, atraídos por una publicidad de fiesta universal a una ciudad que ellos creen sin ley.

Si no te gusta no tienes por qué correr el encierro, ni siquiera verlo, ni ir a los toros, igual que no es obligatorio tirarse de la fuente de Navarrería, ni trasnochar, ni beber hasta caer rendido, ni ligar, ni entrar al vallado con una cámara o un teléfono.

Sanfermines es música, charangas, peñas, gigantes y kilikis, cuadrillas almorzando, es un bocata de chistorra que te tomas para reponer fuerzas, es la procesión del Santo, ver los fuegos artificiales mientras comes un pintxo, dianas y riau riau, es esperar con emoción el chupinazo para ponerte el pañuelico, son tiendas implicadas vestidas de blanco y rojo, son comidas en familia, con todos bien uniformados, desde el abuelo con 80 años hasta el bebé en la silla. Tú eres el protagonista, son unas fiestas participativas y espontáneas, no tienes que pagar para entrar en casetas privadas, el espectáculo está a todas horas y está en la calle. Y no sólo en Estafeta. Hay diversión en muchas más zonas, igual que hay más de 400 actividades para todas las edades.

Pero es muy difícil ver los Sanfermines de día si estás durmiendo la 'mona' en un parque, donde por cierto no se puede acampar por mucho que siempre se vea en la televisión a la gente allí tirada. Ese es el otro problema, las imágenes recurrentes que vemos todos los años, siempre las mismas, abusando de una mala reputación -que no digo que esto no ocurra-, pero obviando la parte buena. Me da pena pensar que vayan a morir de éxito.

Cuando -Dios me libre de meterme con otras fiestas- supongo que alcohol y sexo habrá en otros sitios, pero lucen más los vestidos de lunares, los ninots de las Fallas, las chirigotas de Cádiz, la reina del Carnaval de Tenerife, los bailes del camino del Rocío, las hogueras de San Juan, las piragüas del Sella, o las camisetas rojas manchadas en la tomatina. ¿O es que aquí no hay incidentes?

Los auténticos Sanfermines fueron lo que me enseñaron a mí, quizás porque tuve la suerte de que siempre los viví con gente autóctona, que conocía las tradiciones y las sentía mucho más que los forasteros que vamos allí creyendo que conocemos el significado de la palabra fiesta.


sábado, 8 de julio de 2017

La vida es un tango

Ya dije al principio del blog que no sabía si existía esta palabra pero que soy muy disfrutona. Me gusta aprovechar las oportunidades que tenemos de pasarlo bien, con moderación y sanamente, pero sacándole el mayor jugo. Cuando llegó mi perro a mi vida me gustó la frase de "la vida es un tango" porque jugaba con su nombre y desde entonces la utilizo como un mantra.

En mis tiempos jóvenes se usaba el lema de Carpe Diem, cuando la película El club de los poetas muertos la puso de moda. Entonces no sabía la magnitud de esa frase, la vida son dos días y hay que vivirlos. Con sus cosas, por supuesto, con trabajo y esfuerzo en el otro lado, sin desatender las obligaciones, pero con compensación. Porque si no trabajas durante la semana, no puedes saborear el finde, porque si no tuviéramos invierno, no apreciaríamos el verano, porque si no has perdido, no comprendes lo que es ganar.

Hay que poner de parte de uno por disfrutar, ya dije en otra ocasión en el blog que hay que huir de los amargaos, los que andan quejándose por todo, no hay que poner más obstáculos a la carrera: que hay que coger dos trenes para llegar, o estar un día en un sitio y al siguiente en otro, o madrugar mucho o hacer encaje de bolillos con las fechas...pues se hace. El viernes fui con los niños de la parroquia de campamento y me divertí mucho el tiempo que estuve, sin pensar que el sábado estaría en Madrid en un concierto, el domingo de cena y el lunes me iba de viaje, porque sabía que el resto de cosas también las iba a disfrutar en su momento.

Porque sí, porque luego ya trabajaré un mes seguido, porque hay que disfrutar cuando sale el sol, porque tristemente comprobé hace unos años que es cierto eso de que la vida es muy corta. No me gusta los que me comentan que no me pierdo ni una o la coletilla de "¡cómo vives!". Ya lo dije en este post que lo más importante es que cada uno disfrute con lo que más le gusta hacer, cada uno con sus prioridades. Tengo los mismos días de vacaciones que los demás, incluso menos, pero será que los exprimo más y saboreo los pequeños momentos. Y los cuento en mis redes sociales y por eso la gente se entera más, pero no me importa, al contrario, hay veces me gustaría gritar a alguno "oye, abre tus ojos, mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida". 

Estos días pasados he puesto mi lema en marcha y como dije en junio disfruté de mis cantantes favoritos en concierto. Así que os recuerdo lo que dice uno de ellos:


jueves, 22 de junio de 2017

Mis clases 2

Porque no todo en la vida es de color de rosa, porque hay muchos matices entre el blanco y el negro, y porque siempre hay una cara B, hasta en lo que más nos gusta, he pensado hacer una continuación del post anterior contando también lo malo. Porque en la valoración final del curso no he podido dar un 10 a mis clases de pilates por "causas ajenas".

Principalmente por una sola causa: la música excesivamente alta de la clase que se impartía al lado. Llámalo altísima, atronadora, retumbante, aturdidora, ensordecedora y todos los sinónimos que quieras hasta parecer que teníamos a Ricky Martín bailando dentro. Hasta el punto de no oír a nuestro profesor, que da la clase sin música porque explica mucho cada ejercicio, hasta que él se desconcentraba y nosotras más porque estábamos canturreando "Traicionera".

Ahí fue cuando como compañeros, el profesor se acercó a pedirle que bajara un poco la música. Como no veíamos mejoría, fue una alumna de nuestra clase la que habló con la otra monitora. Y cuál sería nuestra sorpresa cuando no sólo no bajó el volumen sino que lo subió. Entonces comenzó un pulso que nos llevó a presentar escritos colectivos de quejas al Ayuntamiento y a que tuviera que personarse el propio concejal en el pabellón a comprobar el volumen. Primera batalla ganada.

Mientras seguía el conflicto, los meses pasaban, reuniones, descontento, cada vez menos alumnos en nuestra clase porque había días que era un suplicio el dolor de cabeza, y a todo esto se añadía no entender cómo alguien podía ser tan prepotente y tan mal compañero.

El curso lo hemos acabado con la sala insonorizada y casi sin oír su música. Segundo asalto. Pero por supuesto, con varios daños colaterales que no voy a enumerar. ¿Pulso ganado entonces?. Sólo espero que entre las consecuencias futuras no esté que mis compañeros se desapunten de la clase y mucho menos que nuestro profesor no siga porque esté cansado de tanta cruzada. Eso significará que la guerra se ha perdido completamente.

viernes, 9 de junio de 2017

Mis clases

No voy a enumerar los beneficios del pilates, ni a contar cómo he mejorado la flexibilidad y la agilidad, ni a explicar cómo ahora aguanto a hacer la pirámide con los talones bien pegados al suelo, ni a hablar de equilibrio o coordinación, mejorar la postura, reducir dolores de espalda, ni siquiera a hablar de las virguerías que hacemos encima del fitball sin caernos. Sólo a contar mi grata experiencia.

Me apunté el año pasado a pilates a mitad de curso porque me lo recomendó una amiga y allí que me presenté el primer día sin saber qué era eso de conectar e intentando respirar bien a la vez que hacía mis ejercicios. Día a día, mejorando, evolucionando, con un profesor de goma que vale un millón -que te explica una y otra vez lo que hay que hacer con una paciencia infinita-, he conseguido que cuando voy de paseo con mi perro me resuenan en mi cabeza sus palabras: "espaldas rectas, hombros relajados".

Y como esto no es un post sobre deporte ni un alegato a la vida sana que ya habéis leído muchos más científicos, os voy a contar también cómo me apunté a zumba a pesar de no tener sentido del ritmo y ser la primera que se sienta cuando empieza el baile en las bodas. Pero el primer día aprendí la lección más importante: las vergüenzas se dejan en la puerta.

Y así, cuando te pierdes, te ríes, cantas la canción y olvidas los complejos, empiezas a disfrutar. Cuando ves que no eres tan torpe como creías -porque como siempre en la vida hay gente mejor, pero también peor-, aumenta tu autoestima, te diviertes, desconectas y te desestresas.

Cuando todo eso lo compartes además con un grupo muy simpático, en el que te ríes de lo mismo, comentas la operación biquini, con una profesora más maja que las pesetas que te anima un montón ("¡Vamos mis chicas!"), mueves la caderita al ritmo de Enrique Iglesias y te aprendes de memoria "el despacito", acabas socializando. Tanto que te vas de cena para celebrar el fin de curso, a saltarse la dieta a un italiano y luego a poner en práctica los bailes de clase. ¡A ver si hemos aprobado el curso!


viernes, 2 de junio de 2017

Junio

Junio suena a casi verano, a vacaciones, a fin de curso. Junio sabe bien, siempre ha sonado bien. Quizás no tanto cuando tenías exámenes, pero luego junio sonaba al final de las clases, a las notas, a la celebración, a excursiones, la noche de San Juan, a maletas, a calor, a principio de verano... Junio suena a final...y a principio.

Junio sabe a cenas de fin de clases, acampadas, graduaciones, cervezas en terraza, helados, días más largos, juegos en el parque, a bicicleta, a pueblo, a sandalias, a abandonar el despertador y los horarios... Sabe a comidas ligeras, ensaladas, zumos de frutas, ropa colorida, luz.

Desde que mi vida personal está unida al calendario deportivo, junio suena al término de los partidos, de las ligas, a bajar la adrenalina de los ascensos y descensos, del play off, a acabar agotado esperando el pitido final. Junio suena a cansancio y a descansar. 

Junio suena a aniversario, a equipaje, a vacaciones, al cumpleaños de mi sobrino, a comuniones y este año, sin ninguna duda, a conciertos. Mis cantantes favoritos se han puesto de acuerdo y tengo un junio musical. El primero hoy mismo, nunca pensé que un artista internacional como Ricky Martin tocara en Valladolid, así que allá que voy a ver el show y a él mover las caderas. Después un concierto más de David Bisbal en su nueva gira y por último, el concierto único del aniversario de Más de Alejandro Sanz. Aunque haya ido a mil actuaciones de él, ésta será sin duda especial.

Así que sí, junio suena bien.


lunes, 22 de mayo de 2017

Lazos de amor


"Los primos son nuestros hermanos lejanos y los primeros amigos en nuestras vidas".

Este fin de semana ha sido el cumpleaños de dos personas muy especiales, siempre estarán unidas por la fecha aunque no tienen relación entre ellas, pero son dos fechas marcadas en rojo en mi calendario.

Dicen que el lazo de amor que une a los primos es realmente increíble y hasta raro porque tiene lazos de sangre como una familia, su conexión es tan fuerte y misteriosa como la de hermanos, y se crea una amistad tan grande como si se tratara de los mejores amigos. Cuando lo leí no pude estar más de acuerdo.

Todos tenemos ese primo con el que te une un vínculo extraordinario, uno que aparece en tus recuerdos de tu infancia una y otra vez, en las vacaciones, en todos los momentos especiales, en tus anécdotas, en las confidencias, en los juegos en el pueblo o en la playa, con el que has reído, te has pegado, has llorado y te has enfadado. Ese que aunque no forma parte de tu vida diaria, nunca está lejos de tus pensamientos. Una llamada y la conexión vuelve a hacer efecto.

Yo también la tengo y fue su cumpleaños el sábado.

"Un sobrino es el mejor regalo que te puede dar un hermano".

Dicen que entre tíos y sobrinos se establece una sintonía especial porque el amor no se somete a la presión ni la responsabilidad de críar a un niño, puedes ser su cómplice, su amigo, su confidente. Puedes abrazarle como los padres, guardar secretos como un hermano, compartir alegrías como un amigo y consentirle como los abuelos.

Yo tuve esa conexión, ese lazo mágico que me gustaría repetir. Yo soy esa tía pesada que hace cientos de fotos, que presume de niños, que se ríe con sus anécdotas infantiles y se los comería a besos.

Cuando no se tienen hermanos, es un cuñado/a el que te hace ese regalo de amor. Y cuando ese cuñado/a te nombra madrina, ése ya es el lazo que corona el regalo.

Yo tengo una ahijada y fue su cumpleaños el domingo. 

domingo, 14 de mayo de 2017

Escalada

Esta semana he hecho un curso de escalada, sí, de escalada, has leído bien. Lo digo porque quien me conoce pensará que me he vuelto loca con lo torpe que soy yo. A mí dame mi clase de pilates y zumba y para qué más. Pero he ido con mis compañeros de trabajo, todos juntos, para que nos enseñara otro de los compañeros, que era el instructor.

Así que ahí me tienes, uniformada con la misma camiseta, en el rocódromo, viendo lo alto que era aquello y explicándonos cosas de seguridad, aprendiendo a anudar el ocho y a asegurar al compañero... y subiendo, claro, también escalando.

Pablo Neruda dijo que "si no escalas la montaña jamás podrás ver el paisaje". Bueno, pues aquí mucho paisaje no había, pero desde arriba he visto otras cosas. Entre cuerdas, mosquetones, el ángel y las cintas express he aprendido mucho, pero no sólo de escalada, sino de compañerismo, de ayuda, de apoyo, de confianza, de paciencia, de unión, de esfuerzo y de superación. Siempre se puede subir un poquito más.

Lo mejor, el café al día siguiente lleno de agujetas, de anécdotas y de risas. Y sólo por eso me ha merecido la pena. Porque como decía el cartel que hizo una compañera para que nos apuntáramos -sí, simulamos una inscripción como las habituales a los cursos- "el compañerismo se logra cuando hay trabajo y amistad". Y lo puso de broma, pero como ha demostrado tener razón, lo escogimos como eslogan.



martes, 2 de mayo de 2017

El puzzle

Nunca me había parado a pensar si creía en el destino, no pienso que tengamos toda nuestra vida marcada al nacer y no podamos modificar nada. Hay un millón de decisiones en muchos momentos que nos pueden llevar por un camino u otro. Pero sí creo que las cosas suceden por algo, aunque en ese instante no sepamos para qué. Sí creo en eso de "estar en el momento adecuado, en el sitio adecuado", en las casualidades, en que de repente los astros se alinean y las piezas del puzzle encajan como decía en mi rincón. Puede que en el fondo eso sea lo que llaman destino.

Cuando hay un accidente o una catástrofe, alrededor siempre hay muchas historias personales. Ese atasco que le impidió a una persona subir al avión que se estrelló, esa mañana que se durmió para ir al instituto y el tren descarriló, esos amigos que iban a salir de fin de semana pero en el último momento uno se rajó y los demás tuvieron un accidente. Esas tristes casualidades.

Pero también alegres. Ese día que cambias tu elección de las prácticas y conoces a la persona más importante en otro sitio al que en principio no ibas a ir. Ese taller al que llega una chica a mitad de curso y se convierte en tu amiga. Esa persona que te dice que necesitan gente y te abre las puertas de un grupo en el momento que tú más lo necesitas. Ese curriculum que mandas cuando una empresa justo necesita alguien de tu perfil. Ese café que te tomas con un compañero de trabajo con el que de pronto tienes más cosas en común de las que creías. Esos amigos que te presentan un día en un cumpleaños y acaban siendo parte de tu círculo. Ese viaje que decides en el último momento y te reencuentras con una vieja amistad. Esa piscina a la que vas un día y acabas enamorada del socorrista o del camarero que te pone el café todos los días o del vecino del quinto que un buen día ves con otros ojos. No sé, creo que hay un millón de casualidades, coincidencias, azar, destino, suerte, magia, chispa...llámalo como quieras.

Y cuando acabas el puzzle, te quedas mirándolo, apreciando cómo las piezas han encajado en el momento que menos los esperabas, aunque habías intentado muchas veces colocar ese trozo. A veces se tarda mucho en completarlo, hay que empezarlo muchas veces, deshacerlo y comenzar de nuevo, buscar la pieza perdida o comprar otro puzzle. Al contemplarlo terminado, suspiras de satisfacción y de miedo. Sientes temor de que venga tu hijo y te descoloque el rompecabezas, o el perro se coma una porción o el viento se lo lleve lejos. ¿No os pasa? ¿Por qué esa desconfianza? ¿Ese miedo a ser felices? ¿No somos capaces de disfrutar? Simplemente gozar, apreciar las pequeñas cosas, divertirse, alegrarse, sentir y vivir el momento. Como he leído en un libro, "a veces la vida brilla más si la adornamos menos".



sábado, 22 de abril de 2017

Otras Semana Santa

Al final sí se me han ocurrido un par de cosas que añadir a lo que escribí el año pasado sobre la Semana Santa. Este año he ido a conocer la de Palencia y la de Medina de Rioseco, porque soy de la opinión que hay que ver otras cosas y no sólo decir "lo mío es lo mejor".

Pues bien, entono el 'mea culpa', porque aún teniendo a Palencia aquí al lado, no sabía que su Semana Santa está declarada de interés turístico internacional, como la de Valladolid. Así que, una que es curiosa por naturaleza y le gusta investigar estas cosas, se puso a buscar en internet las fiestas inernacionales que tenemos en España. Y ahí, entre las Fallas, el Carnaval de Cádiz y de Tenerife, los Sanfermines, la Feria de Abril y El Rocío...¿sabiáis que hay 25 Semana Santa declaradas de interés turístico internacional, además de Sevilla, claro?

¿Habéis oído algo de la Semana Santa de Cuenca, Cáceres, Ferrol, Granada, Orihuela, Crevillente o Jerez de la Frontera, por poner unos ejemplos? Por no hablar de Castilla y León: Zamora, León, Salamanca, Palencia, Ávila -todas de interés turístico internacional- y Valladolid, que tiene este distintivo desde 1980, siendo la primera celebración de la Semana Santa en España en ostentar dicha declaración... Pero nada, todos los años la misma canción, Sevilla a todas horas en la televisión.

Y como he dicho antes, para opinar hay que conocer y respetar, y como no conozco ninguna de Andalucía, no voy a caer en el error de si son mejores o peores, serán diferentes y muy bonitas, sin duda. Pero seguro que ver los pasos de noche por las murallas de Ávila, las calles estrechas de Cuenca o el casco histórico de Salamanca iluminado también tiene que ser tan espectacular como la Madrugá. ¿Cómo van a ir los turistas a conocerlo si siempre publicitamos lo mismo?

Si yo fuera de Granada, con esa maravilla de Alhambra, y sólo oyera hablar de las procesiones de la ciudad vecina, me enfadaría. Como me molesta que todos los años veamos llorar a la Macarena pero no los ojos agonizantes del Cristo de la Luz o que los días previos sepamos lo duro que son los ensayos de los costaleros andaluces pero no sacar el paso tan grande del Descendimiento de Rioseco de una puerta tan pequeña.

Y menos mal que este año ha hecho buenísimo, porque sino sólo veríamos en la tele a los cofrades sevillanos llorando porque llueve, ya que debe ser que a los demás no les fastidia no poder procesionar.

viernes, 14 de abril de 2017

Mi rincón

Este rincón está sucio y olvidado -no abandonado- pero sí como esa esquina del salón que no limpias tan a menudo. Así siento estos días el blog, con telarañas y demasiadas cosas arrinconadas.Tenía tantas cosas que contar, que cuando iba a escribir sobre alguna, surgía una nueva y ya sabemos cómo son de volátiles las noticias.

Marzo fue un mes muy intenso: una Gala Nacional del Deporte que fue todo un éxito, muchos cumpleaños, una cena solidaria, la visita de unos buenos amigos y empecé un curso que tuve que dejar porque conseguí un trabajo. Pensé en escribir sobre esta gran noticia para mí, lo que supuso para mi autoestima y ordenar de nuevo mis horarios y rutinas laborales. Quise dar ánimo a esa gente que, como yo en desempleo, manda cientos de curriculum sin esperanza porque nadie responde. De repente suena la flauta, te hacen una entrevista con la que recuperar la confianza y vuelves a firmar un contrato. Y una cosa muy importante: por estar en el paro no estamos parados. Mientras tanto he hecho muchas cosas y de todo se aprende y todo suma. Me gusta pensar que las cosas suceden por algo. Como esas piezas sueltas del puzzle que un día, sin más, encajan, aunque hayas tenido esa porción de la mano muchos veces, de pronto encuentras el hueco. Su hueco.

Quise escribir sobre el atentado de Londres como ya lo hice de París, el zarpazo a la democracia y a la modernidad, y cuando pensaba en que cualquiera puede atentar ahora con un vehículo y darte la vuelta a la vida en un segundo, ya estábamos hablando de Estocolmo. Se me quedó grabada la frase de una sueca diciendo que "esto no ha pasado antes aquí". Ese es el problema, que ya son demasiadas ciudades sembradas por el horror.

Y en esto que pasamos de mes y llegamos a la Semana Santa. Yo, aférrima defensora de las procesiones de mi ciudad y éste año sólo he visto una. Cuando las has visto tantas veces y la has vivido tan intensamente, es como si estuviera saturada, como si no me cupiera ni una más. He trabajado tanto desde dentro, que quizás estoy tan exprimida que no tengo ya nada más de jugo en mi interior. Quise escribir sobre esta época pero no me salía nada diferente a lo del año pasado y menos éste en el que necesitaba descansar. Pero las naranjas siempre tienen unas gotas de zumo más, porque el puzzle habrá cambiado pero las piezas siempre encajan, solo hay que buscar el hueco.


domingo, 26 de marzo de 2017

El tiempo

Que el tiempo vuela no hace falta descubrirlo ahora, porque estamos en marzo y parece que ayer tomábamos las uvas.

Con el cambio de hora he pensado en el tiempo, en cómo una hora arriba o abajo puede dislocarte el día, la luz, tus hábitos y cómo va encaminado hacia una nueva estación. Dicen que cuando te haces mayor es cuando sientes que el tiempo pasa deprisa porque cuando eres pequeño no notas este ritmo tan rápido.

La gente dice que te das cuentas del paso del tiempo cuando tus hijos cumplen años y te van haciendo mayor o cuando -como la vida es ciclíca- vuelves al mismo punto que el año anterior y te das cuenta de que ya pasaron 12 meses.O encuentras al fondo del cajón una foto olvidada y ves cuánto tiempo ha pasado, de repente oyes una canción de tu época y caes en la cuenta de que es de hace 20 años. Entonces, un escalofrío recorre tu cuerpo.

Pero también es cierto que el tiempo es relativo, no pasa igual siempre ni para todos igual. No es lo mismo 9 meses para una madre que para su hijo pequeño que no entiende cuándo nacerá su hermanito. No es lo mismo un año de Erasmus que un año en la cárcel, ni una semana de crucero que una semana en patera. No es lo mismo un día de trabajo que un día de vacaciones, ni un minuto hablando en la radio que uno esperando a que el microondas caliente la leche.

Los jóvenes dicen que sus clases de colegio pasan lento mientras que cuando salen con amigos el tiempo vuela. Cuando apagas el despertador para esos apetecibles "5 minutos más", te quedas dormido y llegas tarde y sin embargo, mira fijamente el reloj durante 5 minutos y dime si se te hace largo. A veces tienes marcada una fecha en el calendario para un evento especial y te parece que no llega el momento y otras veces que el tiempo ha volado y ya estás con los preparativos.

Nuestro refranero es muy rico con esto del tiempo: "Tiempo pasado, jamás tornado"; "El tiempo es oro"; "El tiempo todo lo cura y todo lo muda"; "no pasa nada, pero pasa el tiempo"; "el tiempo no pasa en balde"; "El tiempo vuela como el viento" y un sinfin de ellos más que al final nos vienen a decir que aproveches el momento, que la vida pasa y el tan manido consejo de carpe diem o como dice la cabecera de mi blog: ama, sueña, sonríe, vive...¡disfruta!

viernes, 17 de marzo de 2017

Orgullo

Que tu ciudad sea noticia siempre es una buena noticia, valga la redundancia. Sobre todo cuando es por una cosa buena claro. Cuando los ojos de España se posan por un día en una ciudad como Valladolid -que no es Madrid ni Barcelona- te sientes importante. Ver pisar la alfombra roja a personas conocidas de la talla de Mireia Belmonte, Roberto Carlos, Vicente del Bosque, Saúl Cravioto, Lydia Valentín o Alhambra Nievas no deja de sorprenderte.

Por formación profesional, cuando veo un gran evento, con tantas personalidades invitadas y tanta organización, no puedo dejar de sentir admiración por ese trabajo. Me pasa con grandes acontecimientos, pienso en la cantidad de gente que estará en ese momento en la ciudad, o con su pensamiento en ella, y siento una punzada de orgullo.

Eso me pasó la semana pasada con la Gala Nacional del Deporte que se celebró en el Teatro Calderón. Pero cuando además, sabes el trabajo que hay detrás para organizar un acto de esa magnitud, conoces a la gente con nombre y apellido, ves que sale muy bien, la gente está contenta, la ciudad está volcada, todo son enhorabuenas... la satisfacción es doble.

Y entonces te reafirmas en que el esfuerzo tiene su recompensa y que los acontecimientos importantes son los que sitúan a Valladolid en el mapa. 12 horas siendo tendencia nacional, con 21,6 millones de impactos en Twitter y 15 millones de personas alcanzadas puede ser una de las gratificaciones medibles. Pensar que tu ciudad se convierte en un día en el centro del mundo del deporte y es capital del reino como hace 500 años en la época de Carlos V, es otro premio. Sentir que has formado parte de eso, que esas personas han sido capaces de arreglar ese tinglado ... como dice el anuncio, "no tiene precio".

Ya lo dije en este post, que me viene como anillo al dedo y me voy a plagiar a mí misma el final. "Hagas lo que hagas, hazlo con pasión. Pero en cualquier meta, en todas las metas de la vida. Llega a tu objetivo. Disfruta el camino. Y cuando cruces la línea, compártelo. Tu familia, tus amigos, quienes están ahí al final del camino, se lo merecen también. Recuerda que estuvieron animándote cuando creías que no podías más, confiaron en ti, todos son parte de ese éxito.Celébralo, abrázales, emociónate, cree en ti y disfrútalo. Te lo mereces, campeón".

lunes, 27 de febrero de 2017

Ciudad amiga

Quizás porque me enamora mi ciudad, o porque el turismo conlleva una mezcla de viajar y cultura, que son dos de mis aficiones, o porque los eventos importantes son los que sitúan a Valladolid en el mapa, me encanta leer noticias como que la recuperación de Pingüinos hace crecer el turismo un 17% hasta alcanzar en enero los 25.000 turistas.

Porque, aunque no soy devota del mundo del motor, me gusta pensar que los moteros tienen puesto en rojo esa fecha en su calendario a pesar de que enero sea un mes que cuesta y me agrada que los vallisoletanos se echen a la calle a ver pasar las motos como en Semana Santa las procesiones, que los hoteles y los bares estén llenos esos días y toda esa gente pueda añadir Valladolid a su lista de destinos imprescindibles.

Pero sobre todo me complace pensar que somos una provincia activa, que piensa, planea y organiza actividades para que los vallisoletanos disfruten de su entorno y para que los turistas vengan a conocernos. Me fascinan noticias como que Valladolid se convierta en noviembre en capital internacional de protocolo con cientos de congresistas que entenderán el lema del congreso Vivir Valladolid, o que reciba en mayo el Concurso Mundial de Bruselas dedicado al vino y que nuestros caldos sean conocidos internacionalmente. O que la próxima semana el Teatro Calderón reúna a los mejores deportistas en la Gala Nacional del Deporte o incluso que miremos más lejos en el calendario y ya se sepa que el polideportivo Pisuerga vestirá sus mejores galas para el Campeonato de Europa de Gimnasia Rítmica en junio de 2018. Porque todo ayuda a que Valladolid se coloque en el punto de mira.

Hasta me parece buena idea que entre los cientos de niños disfrazados y actividades programadas del Carnaval, Zorrilla sea protagonista estos días que celebramos su bicentenario porque sino, pasaría desapercibido y no sabríamos que hace 200 años nació aquí este gran poeta y dramaturgo que ha dado nombre a una plaza, un estadio y un paseo. Me parece una oportunidad extraordinaria que Ryanair abra un nuevo destino a Sevilla, como me lo pareció en su día que con el AVE puedan venir a visitarnos en una hora desde Madrid.

Igual que me gusta hacer turismo a mí, bucear qué se puede ver en la ciudad, ir a la Oficina de Turismo y coger mis mapas, me agrada ver a alguien por la calle aquí con su plano mirando nuestros monumentos. Me enfandan situaciones como encontrarte con la oficina cerrada o que los vallisoletanos, con ese carácter seco que tenemos, no atendamos bien a nuestros turistas. Porque pienso que para disfrutar de un viaje y llevarse un buen recuerdo tiene que darse un conjunto de variables que no siempre es fácil de conseguir. Creo que te tiene que cautivar la ciudad, haberlo pasado bien, haber comido bien, alojarse en un buen sitio, que la gente haya sido amable, que haya hecho buen tiempo para poder recorrer a gusto las calles, que haya variedad de cosas para visitar pero también para hacer, porque no a todos nos gustan los museos, por ejemplo.

Y creo que Valladolid reúne bastantes de estos requisitos y que desde hace ya algún tiempo se le da cada vez más importancia a este tema. Aunque el crecimiento de viajeros es una noticia que me satisface, lo que más me interesa es la calificación que otorgan de notable, destacando la excelente conservación de sus monumentos, su amplia y variada oferta cultural, así como el cuidado del entorno de la ciudad, y sobre todo, la valoración dada a la atención y amabilidad de los vallisoletanos. Porque esto cumple cien por cien el logo y lema de "Valladolid, ciudad amiga". 



jueves, 16 de febrero de 2017

Amar la radio

Esta semana hemos celebrado el día de la radio y el día de San Valentín y aunque parezca que no tengan relación, hay una conexión. La radio enamora, las voces de la radio te engatusan el oído, te hacen caer en las redes de un programa y acabas siendo fiel. La radio se convierte en una compañera leal, la puedes escuchar casi en cualquier sitio, en el trabajo, en casa, en el coche, en el hospital, cuando sales a correr, para despertarse, para acostarse, en tus ratos de ocio, de soledad, de diversión...

¿Quién no escuchaba en su juventud la lista del 40 al 1? ¿quién no esperaba a grabar su canción favorita rezando para que no hablara el locutor? ¿quién no ha ido de viaje escuchando un partido de fútbol? ¿quién no sabe quiénes son Gabilondo, Luis del Olmo o José María García? Mis primeros recuerdos de la radio en casa era desayunar para ir al cole con la música de "Protagonistas" y oír las noticias a mediodía mientras mi madre acababa de hacer la comida. Después llegaron muchos momentos más hasta llegar a estudiar periodismo, admirar a muchos profesionales, conocer en persona algunas de esas voces y tener una radio en cada habitación de casa, aunque reconozco que soy más de oírla en el coche.

Estoy hablando de hace 20 años cuando íbamos con un pesado magnetófono a grabar y rebobinábamos las cintas con un bolígrafo. Entonces casi nadie tenía móvil, ni spotify, ni USB en el coche, ni existían los podcasts para volver a oír tus programas favoritos, ni podías seguir a los presentadores en Twitter. Ahora es más fácil "poner cara" a esos periodistas que te enamoran con su voz y con su buen hacer, puedes escucharles, leerles, incluso verles.

En mi caso hay, si cabe, una vuelta de tuerca más. La radio fue el primer medio de comunicación donde hice prácticas en un tiempo donde había tanta oferta y demanda que hacíamos un test para acceder a ellas. La casualidad quiso que la chica anterior a mí en la lista de notas del examen cambiase a última hora su elección de empresa y a mí me tocó Radio Nacional de España en Valladolid. El azar quiso que un día preguntaran quién quería acompañar al redactor de deportes a una rueda de prensa y mis compañeros no levantaran la mano. El periodista con el que yo fui aquella primera vez es hoy mi marido. ¿Tú crees en el poder de las ondas?




martes, 7 de febrero de 2017

Internet seguro

No sabía que hoy era el día de la seguridad en internet y me pareció un buen tema. No quiero debatir de nuevo sobre el asunto de las imágenes personales (sobre todo de menores) en nuestras redes sociales, sino de los consejos que suele dar la policía y las charlas que imparte en los colegios, porque me parecen iniciativas muy interesantes.

Nos centramos muchas veces en el tema de las fotos en Facebook sin darnos cuenta de que Whatsapp también es una red social. Quizás tenemos cien amigos en la primera...pero ¿cuánta gente tiene el número móvil? ¡Si lo tiene hasta el señor del gas! Lo damos como forma de contacto en cualquier institución, en el curriculum, en el trabajo... No nos damos cuenta que la seguridad en internet implica también un antivirus, las contraseñas, conectarse a wifi públicas seguras, hacer compras seguras, tapar la webcam...y otras muchas recomendaciones que implican utilizar el sentido común.

Es difícil en la sociedad actual seguir algunos de los consejos, como que los niños no tengan móvil antes de los 12 años y no usen Whatsapp hasta los 16, como dice en sus términos y condiciones de uso -las redes sociales exigen tener 14 años para abrirse un perfil-. Hoy decían que el 30% de los menores de 10 años está en Internet y el 79% de los que tienen 13 años. El regalo estrella de los niños en la Primera Comunión es un teléfono y lo quieren para conectarse con sus amigos por las redes sociales, mandarse fotos y chatear. Hay que pensar que no dejaríamos solo a un niño de 14 años sin carnet de conducir en un coche, pero sí los dejamos con terminales de última generación sin tener ni idea de manejarlos.

Hablamos de que son "nativos digitales" y no es verdad, saben utilizar los aparatos pero no saben las consecuencias. Desde bien pequeños acercan sus deditos a la pantalla táctil porque no han conocido otra cosa, pero no conocen lo que hay detrás. Se hacen fotos en momentos íntimos, semidesnudosn en el baño o en la playa sin pensar en pederastas ni ciberbullying. Porque en esas charlas de la policía insisten en que los insultos, amenazas y vejaciones no son un conflicto escolar, son un delito. Tenemos ejemplos claros y recientes en los tuits que investigaron sobre la muerte de Víctor Barrio y Bimba Bosé.

Creo que que el problema es el uso que hacen del movil, cuánto se conectan (ya se habla de adicción en menores), cómo y dónde. Los mayores deben poner unas normas y controlar ese uso, las fotos, los mensajes y saber qué personas tienen agregadas, porque los adolescentes no sólo aceptan solicitudes de amistad de sus conocidos. Decía la policía que cuántos teníamos Facebook y veíamos el perfil de nuestros hijos, y les contestaba que eso ya no vale, que ahora los chicos están en Instagram, Snapchat y Ask.fm (en el que responden a preguntas que se reciben anónimamente) y siguen a los youtubers jóvenes como si fueran gurús.

Cada más vez son más pequeños, cada vez hay más redes sociales. Esto va rapídisimo, tan rápido que deja obsoleto el debate de subir una foto, estamos en otros temas para mí más preocupantes como acoso, insultos, sexting, adicción, depresión.. que han sembrado una alarma social que destierra la oportunidad y las ventajas que también tiene el uso de internet y las redes sociales. 



jueves, 2 de febrero de 2017

El placer de leer

No voy a descubrir a estas alturas el placer de la lectura para quienes tengan esta afición, sino que voy a contar cómo yo lo he redescubierto. Y me encanta haber retomado este pasatiempo.

Siempre me ha gustado leer, siempre me ha producido una sensación especial entrar a una librería, rodeada de tantos libros, ese olor, esa sensación de "los quiero leer todos"...Lo mismo me ocurre en una biblioteca. Pero quizás la obligación de tener que leer otras cosas -siempre hay algo más urgente, repasar textos de trabajo-, o quizás las pantallas, que te absorven y hacen que los minutos vuelen, o que simplemente no acertaba con el libro correcto, había hecho que leyese mucho menos.

No me seducían los títulos que tenía en casa, me apetecían esos 'best seller' de los que todo el mundo habla pero nadie me podía dejar porque ahora todo el mundo tiene un ebook. No digo que al final no caiga, pero a mí me sigue gustando mucho esa sensación del papel, de dar la vuelta a la página, de ver cuánto te queda, cómo vas avanzando, de poner un marcapáginas...¡Y también es muy entretenido intercambiar libros! Porque seamos sinceros, puedes comprar alguno, pero son caros.

El día del libro, que en Castilla y León coincide con la fiesta de la comunidad, me gusta dar un paseo por los puestos, rebuscar, y casi siempre cae un ejemplar. Este año, además, un cuento para mi sobrino para que vaya descubriendo esta distracción. También miro con envidia los telediarios y veo cómo los escritores famosos van a firmar a Las Ramblas en ese día tan especial en Cataluña. Tras leer aquel libro que compré y pensar para mis adentros que por qué no leía más con lo que me gustaba, llegó el verano. La conjunción vacaciones-playa-piscina-novelas correctas hicieron el resto. Una amiga me prestó uno de esos 'best seller' que yo iba buscando, después me recomendaron otro que me regalaron por mi cumpleaños y seguidamente cayó en mis manos uno de esos tochos grandes que yo solía quemar y fue como un reto. Volví a caer rendida, atrapada entre las páginas, aunque fuese una novela conocida hace años que ya se había leído mucha gente en su día. ¡Y lo divertido que es comentar! Al cerrar la última página, volvió esa sensación que tienes cuando acabas una obra. Esa admiración por la historia, que los personajes se han quedado en tu cabeza, esa pizca de orgullo por haber terminado un libro tan gordo, esas ganas de empezar de nuevo otro...

Así que mi convencimiento me llevó a esos "propósitos de año nuevo" que yo hice en septiembre. Me apunté a la biblioteca de donde vivo. Y así, con mi carné nuevo, más contenta que una niña, he recuperado este hobby, esa "presión" de entregar el libro prestado en la fecha señalada, esa satisfacción de devolverlo antes, ese rebuscar entre los títulos aquel que te llamé la atención, ver las novedades, esas tardes de sofá y lectura...Y en medio de todo este proceso llevé a mi sobrino de 4 años un día a la biblioteca y pasamos la tarde leyendo. Indescriptible la cara de emoción al ver tantos libros juntos y esa pregunta que yo también me hacía antes: "¿los podemos leer todos?".



martes, 24 de enero de 2017

¡Felicidades periodistas!

Hoy es San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Y en este mi rincón quiero reivindicar esta preciosa profesión, la mía, la nuestra, tantas veces infravalorada. Muchos dirán que este sector está podrido, y no diré que no, pero no menos que otros muchos. Lo que sí es seguro es que se aprecia mucho más a un médico o a un profesor que a un periodista.


Cuántas veces he oído eso de "toma, lee/escribe esto porque a ti no te cuesta". Le costará menos porque vale para eso y ha estudiado, pero le costará lo mismo que el cocinero que hace un suculento plato, el albañil que construye una casa o el actor que hace una obra de teatro. Oí una vez a Leo Harlem que le sentaba mal que la gente por la calle le dijera "cuéntame un chiste" porque él no respondía al otro "opérame". Pues aquí es lo mismo, ¡cuántos artículos escritos gratis, entrevistas o presentaciones! mientras yo sí pago la clase a mi profesor, al médico mi consulta y al vendedor mis compras.

Sin duda está infravalorada económicamente. Por ejemplo, en un evento en que se contrata a un presentador que conduzca la gala, unas azafatas, catering, se han encargado unas estatuillas a modo de premio, agua, megafonía, se ha alquilado el salón, luces, flores...creo que no me equivoco si digo que el presentador es el que menos cobra, porque probablemente sea amigo de la organización y si me apuras, hasta lo hace gratis. Me gusta esa frase que dice "no cobro por lo que hago, cobro por lo que sé" y añade: "por lo que invertí y estudié y el cliente no sabe hacer".

Igualmente creo que muchas veces está olvidada. En los días pasados de fiestas navideñas seguro que nos hemos acordado de esos pobres médicos y enfermeras de urgencias que no podían estar con sus familias, o de los comerciantes trabajando a tope hasta las 12 de la noche del día 5 de enero...No creo que mucha gente se dé cuenta cuando abre un periódico en la tranquilidad de un domingo en su casa o da un botón para encender la radio, del trabajo que hay detrás.

Así que en estos tiempos en los que todos se creen periodistas porque todos tienen un móvil para hacer una foto y contar lo que pasa, se creen que es fácil hablar delante de un micrófono y una cámara, todo vale porque "total, sólo se trata de escribir un par de tuits al día", hay tanto intrusimo porque "para eso vale cualquiera", en los que abogados son directores de comunicación y relaciones públicas o los economistas son directores de marketing y publicidad, déjame en este mi rincón tener el recurso de la pataleta, valorar el trabajo de mis compañeros y felicitarles en su día.


martes, 17 de enero de 2017

San Antón

No sé en qué momento se creó esta rivalidad niños y perros que existe, o por lo menos que yo aprecio intensamente donde vivo. No sé por qué si se hace un comentario sobre qué sucio está un parque (donde lo que abundan son bolsas de gusanitos y papeles de caramelos que obviamente no ha tirado un perro), la gente tiene que decir rápidamente que también hay cacas de animales. Sé que esto es muy escatológico, pero a lo que voy con este tema es a mezclar churras con merinas, a la intolerancia de la gente, a que me parece que ya no podemos ni convivir.

No sé por qué si alguien dice que un perro no para de ladrar, alguien contesta que su hijo grita mucho, si otro protesta porque los columpios nuevos ya están rotos, se replica que los perros no pueden entrar al parque, que tu perro no puede ir suelto sin correa, ni tus hijos jugar al balón en medio de la carretera. ¿No podemos vivir juntos? ¿No pueden crecer los niños rodeados de animales y aprender unos de otros? ¿No estaría bien que se tirara el resto del bocadillo de la merienda a la misma papelera que los excrementos del perro? Quizás así enseñamos a los niños el significado de la palabra responsabilidad, educar a un animal y respeto por las cosas públicas.

No sé en qué momento nos volvimos tan intolerantes, tan criticones, tan poco cívicos como para no educar a perros -más bien a dueños- ni a niños, con sus diferencias, pero a vivir juntos. Obviamente no tienen la culpa los animales, sino las personas encargadas de ellos. Es un tema de educación y respeto en todos los sentidos.

Sí, yo debo educar a mi perro para que se comporte cívicamente en la calle, no ladre ni moleste a la gente que está a mi lado porque probablemente no le guste mi mascota, exactamente igual que tú debes educar a tu hijo a que se comporte cívicamente en la calle, no chille ni moleste a la gente que está al lado porque a lo mejor no le gustan los niños -que también puede ser, aunque parezca más extraño-. Y así, los parques estarán limpios, que cuando nos interesa es lo único que preocupa a los vecinos, y se podrá convivir en paz. Y entonces descubriremos el vínculo especial de niños y perros, un lenguaje en el que los perros reclaman cariño y los niños encontrarán en ellos el amigo más fiel. Por cierto, feliz San Antón a todos.




martes, 10 de enero de 2017

Fantasmas

La Navidad ya es agua pasada, se esfumó como el humo de las velas que encendimos en esas fechas.Viene y se va en un suspiro, pero no siempre fue así, y no para todo el mundo es igual. Pero al igual que en el cuento de Dickens es importante echar la vista atrás y adelante para poder entender el verdadero espíritu de la Navidad.

El fantasma de las navidades pasadas me enseña mi infancia, maravillosos recuerdos de noches de Reyes y la familia reunida a la mesa. Me muestra un joven matrimonio haciendo sus maletas para pasar las vacaciones en otra ciudad donde viven los suyos, una niña feliz con sus abuelos y tíos que la llevan al cine y a Navival, que escucha los relatos de su bisabuela, que duerme rápido para que no le pillen los Reyes despierta y que al despertarse, antes de abrir los montones de paquetes que han dejado en el salón, hay que felicitar a la abuela que es su cumpleaños.

Las navidades presentes me traen más platos en la mesa, cenas con amigos, Nochebuenas bailando, comidas familiares, sorpresas, Reyes con los sobrinos, brindis nocturnos, compras, empachos, viajes, un árbol lleno de paquetes, llamadas telefónicas a gente que ves menos, luces en la calle, solidaridad con los más necesitados, fotos y selfies, incluso alguna postal navideña. Afortunadamente me sigue mostrando a mis padres, tíos y primos y me da la oportunidad de seguir felicitando a mi abuela.

El fantasma de las navidades futuras nunca me gustó, porque se presentó a Scrooge para enseñarle unas Navidades con ausencias, pero lo importante es que le hizo reaccionar, se le apareció para que dejara los malos humos y aprendiera la lección, para que aprovechara el momento, viviera el espíritu de la Navidad con la familia, fuera generoso y se le ablandara el corazón. Pero ese fantasma muestra un día normal, con prisas, sin tiempo para los demás, sin luces en las calles, ni escaparates bonitos, ni casas adornadas, ni gente deseando felices fiestas, niños en el cole sin jugar con sus juguetes, mayores devolviendo regalos, menos sonrisas, gente menos alegre, familias más desunidas, menos solidaridad... Te enseña la rutina fuera de Navidad.