martes, 31 de diciembre de 2019

Feliz vida

Y de repente todo se para y se hace un vacío en el calendario, un hueco que no entiende si es Nochebuena o la época más mágica del año.
Y ya da igual quién te espera a cenar ni los planes que hayas hecho. Todo se da la vuelta.
Sientes el silencio y miras a los ojos de los otros familiares.
Confías en esos ángeles de bata blanca pero la cabeza te va a mil.
Y cuando más sola te sentías, con tantos interrogantes sobre la amistad, te sientes abrumada de cariño y de llamadas. Aparece esa gente que se quedó atrás y sientes más cerca a los que siempre están contigo.
Los abrazos se hacen grandes y los besos verdaderos. Y te emocionas con quien menos te lo esperas.
Solo queda dar las gracias, un agradecimiento eterno. Como decía aquel cuento “el secreto querida Alicia, es rodearse de personas que te hagan sonreír el corazón. Es entonces y solo entonces que estarás en el País de las Maravillas”.
Porque al final se trata siempre de eso, del corazón.
Y te ríes de las supersticiones, de cuando por estas fechas estabas brindando el año pasado porque no sabías lo que te esperaba, nadie sabe lo que está a la vuelta de la esquina. Por eso hay que vivir el momento, porque en un instante todo cambia.


martes, 24 de diciembre de 2019

Cuento de Navidad

Volvió a apartar la vista del ordenador, tan solo había escrito un par de párrafos y ni siquiera le gustaban. Miró distraída por la ventana, lucía un sol radiante fuera y un cielo azul de invierno precioso. No parecía primeros de diciembre, ella que estaba tan acostumbrada al frío. Seguro que en su casa el paisaje era ya casi blanco. 
Pensó en su madre que hace días le dijo que había salido con gorro y guantes a comprar ya los billetes. Debería estar contenta, este año venía toda su familia a su nueva casa y sin embargo, se encontraba agobiada, cansada, estresada….
Y ese maldito escrito que se había comprometido a enviar pronto, la fecha límite se aproximaba pero la inspiración parecía que se había ido. Será que no podía imbuirse en una historia de invierno con el calor que hacía allí. Borró la última frase... debería borrarlo todo. Estaba completamente estancada. 
Se hizo una coleta, suspiró, cerró su relato y abrió de nuevo internet. Puso en Google “recetas de Navidad” a ver si encontraba algo con lo que sorprender a su familia, pero que no le llevara demasiado tiempo, porque últimamente carecía bastante de él. Ya había entrado en “cómo ser la anfitriona perfecta”, “cómo adornar tu mesa de navidad”, y demás consejos varios que suelen aparecer en esta época. 
De repente un ruido de pasos subiendo por las escaleras le sacaron de sus pensamientos. Sabía que era su hija pequeña, que ya habría llegado de su clase de ballet y subía al ático a saludarle. La vio entrar con una caja grande de zapatos en vez de llevar al hombro su mochila. 
-Hola mamá. Dice papá que no te moleste mucho porque no encuentras a las musas- repitió sin entender lo que le habían dicho. 
-Hola cariño, no te preocupes que las musas han debido irse por la ventana porque no me sale nada para escribir un cuento.
-¿No? Pues todos los que me lees por las noches empiezan con “Érase una vez"…¡ya tienes el principio!
-¿Qué tal tu clase?
-Muy bien, ya casi nos sabemos la actuación de Navidad. ¿Vendrás, verdad mamá?
Isabel abrió corriendo su agenda para comprobar que tenía apuntada la función en la fecha correcta. Sí, ahí estaba, en un círculo rojo grande para que no se le pasara. 
-¿Qué traes en ese cofre?, preguntó intrigada.
Comprobó que era una simple caja blanca de zapatos pero que Diana le había puesto un lazo grande rojo, como solía hacer ella cuando se esmeraba con los envoltorios de los paquetes. Madre mía, ¡los regalos! No había empezado todavía con las compras, pero si no tenía tiempo…
-Te traigo inspiración para tu cuento. Es como un baúl de Navidad para que te salgan las ideas.
Isabel se quedó muda pero lo abrió con mucha curiosidad.
-Yo te voy dando las cosas: lo primero esta postal que Papá Noel nos envió el año pasado, ¿te acuerdas? Puedes escribirle a esta dirección si necesitas algo. 
Isabel cogió la tarjeta que habían recibido desde Laponia coincidiendo con el viaje de novios de su hermano. ¡Qué ilusión le había hecho a Diana!
-Te traigo también las fotos que nos hicimos en aquel taller de bizcochos al que fuimos. ¡qué buenos estaban! ¿este año vamos a ir a otro? 
Isabel se dio cuenta de que esta vez no tenía ninguna actividad planeada para ir con la niña. Aquella tarde lo pasaron genial cocinando juntas con otras amigas y luego repitieron la receta en casa varias tardes de invierno porque fue un éxito. Y este año ni siquiera se había molestado en buscar nada.
-¿Qué más?- Quiso saber Isabel, entre sorprendida y emocionada. 
-Las bolas artesanas que encargamos con nuestros nombres, para que no se nos olvide este año colgarlas en el árbol. ¿Cuándo lo pondremos, mamá? 
Madre mía la fecha en la que estábamos y ni siquiera habían sacado los adornos del altillo del armario….Isabel empezó a sentirse mal. 
-Por último te traigo el catálogo de juguetes para cuando hagamos la carta de los Reyes Magos. Ya sabes que puedes pedirles lo que quieras que siempre nos lo traen. Puedes pedir que te traigan a tus musas, si quieres. Yo pedí el año pasado que vinieran los abuelos a vernos a casa y este año estaremos todos aquí en Navidad. ¿Ves como siempre nos hacen caso? ¡Y también vienen los primos! Tengo que ver qué juguetes les voy a dejar y les podemos llevar a patinar sobre hielo y… y… 
Isabel había dejado ya de escuchar los múltiples planes que estaba parloteando su hija. Estaba avergonzada, pero también orgullosa. No daba crédito a la lección que le había dado la niña. De repente lo vio todo claro. La ilusión de su pequeña era el verdadero espíritu de la Navidad, todo estaba ahí dentro. No tenía agobios, estaba contenta porque estarían todos en casa, sólo había ganas de compartir tiempo con la familia, hacer un bizcocho, poner el árbol, abrir los regalos…
¿Cómo no se había dado cuenta? Eso era lo importante. Se entristeció por haber olvidado todo eso. Así que besó cariñosamente a su hija y muy decidida le dijo:
-Gracias, me ha encantado tu caja con tantas cosas. A las musas también les ha gustado porque han llegado volando, así que dile a papá que te prepare la cena que voy a quedarme un rato más aquí escribiendo. Y en cuanto avance un poco, voy al salón y buscamos otro taller para apuntarnos este fin de semana ¿vale? También dile que vaya al trastero a buscar el árbol y el Belén, que se nos echa el tiempo encima. ¡Corre!
Isabel volvió a abrir su documento y borró lo que tenía escrito porque no todos los cuentos de Navidad tienen que empezar con “Érase una vez”, ni tener paisajes blancos, ni fantasmas del pasado…pero el suyo sí tenía un final feliz. 

viernes, 20 de diciembre de 2019

Cordialidad

Igual que critiqué al comercio en este post, hoy voy a romper una lanza a favor de las tiendas de proximidad. Son días de mucho trajín, hay mil opciones para comprar, y entiendo que estarán ávidos por que abras la puerta de su local y hagas el gasto en él. Apuesta por el comercio local y los pequeños establecimientos de siempre. Y respeta unos códigos de urbanidad, como por ejemplo no llegar casi a la hora del cierre, sobre todo si eres indecisa.

He tenido la suerte de que la amabilidad ha sido la protagonista de los dueños en las compras que he realizado. Y lo agradezco de verdad, porque no siempre es así. Ya se sabe que el castellano recio no es muy simpático algunas veces. O igual me estoy haciendo mayor y me parezco ya a mi abuela que siempre se quedaba a charlar con los tenderos.

El caso es que entiendo que en estas fechas hay profesiones que conllevan más faena e igual que los clientes debemos comprender que no pueden tener un buen día todas las jornadas -¡ay, la difícil tarea del trabajo de cara al público!- también pido esa afabilidad.

No como me ha pasado estos días con los mensajeros de las empresas de paquetería. Varias discusiones he tenido sobre la hora de estar en casa para recibir los bultos. Bastantes bordes y exigentes con el horario en el que yo no me encontraba en mi hogar, pero basta que te quedes todo la mañana esperándoles para que ese día no vayan. O que les digas que has salido un momento a comprar el pan y vuelves en cinco minutos -la ley de Murphy dice que ése será el momento en el que estará llamando al timbre- para que contesten que tienen más sitios donde ir. ¡5 minutos! Eso ya sin nombrar cuando te dicen que estuvieron en tu casa pero no es cierto o que es usted difícil de encontrar...

Recuerden por favor todos -trabajadores y clientes- cortesía, educación, cordialidad y ya, si me apuras, una vuelta de tuerca más, una sonrisa.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Conciliación 2

Siguiendo con el tema del post anterior, y manteniendo la idea de que es un asunto complicado, continúo con más anécdotas relacionadas. Sólo chascarrillos significativos de mi propia experiencia.

Todos sabemos que es época de compromisos sociales y cenas navideñas, de empresa, de amigos... Organizando una de ellas, sorprendida por la poca asistencia, la respuesta de algunas de las mujeres fue que sus parejas tenían también cena en esa fecha. Conclusión: ellas se quedaban con los niños en casa para que él pudiera acudir a su cita.

Sin querer organizar la vida de nadie, me decepciona mucho. ¿Es esa la solución? Él sí puede acudir a su evento mientras ella bloquea ese día en el calendario y no puede salir...No sé si llamarlo machismo o simplemente desigualdad.

No es la primera vez que pasa. Recuerdo una vez que en nuestro grupo de parejas de amigos decidimos salir las chicas solas a cenar fuera. Ellos no se quedaron cada uno en su hogar -que podría haber sido una opción válida- sino que se reunieron en una casa y llevaron a los niños para cenar todos juntos (alternativa legítima también).

Lo pasamos bien, aunque obviaré que el tema recurrente fueron los hijos... pero ahora viene lo peor. La pregunta que mucha gente hizo fue "¿Dónde habéis dejado a los niños?". Ya sé que ahora todos diréis que salís por ahí a menudo y dejáis a los retoños con los abuelos, pero ese interrogante me parece muy elocuente y más que sólo quedamos aquella vez.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Conciliación

Conciliar es una palabra que está de moda y no parece que sea pasajera, teniendo en cuenta los tiempos actuales en los que las madres se piden bajas maternales, los abuelos cuidan de los niños, van a clases extraescolares hasta la hora de salida del trabajo de los padres...

Sin querer entrar en este delicado asunto familiar porque me parece que es un gran problema de la sociedad actual, no tengo hijos pero sí ojos, y visto desde fuera veo muy buenos padres implicados en la educación de sus hijos, papás (no muchos) en la puerta del colegio o médico etc, pero la buena noticia es que vamos mejorando.

Aunque también veo mucha desigualdad entre madres y padres, por lo que me gustaría contar una anécdota de una experiencia personal, que puede quedarse sólo en eso o dar qué pensar.

En un grupo de 27 chicos y chicas de 10 años, a los que le pedí el número de teléfono de su padre o madre -algunos no se los sabían, lo que me sorprendió porque me habían dicho que se les enseña desde temprana edad por si se pierden- sólo 4, repito de 27, me dieron el número de sus padres (en masculino).

Puede que sólo sea un chascarrillo pero a mí me pareció significativo si los niños se aprenden el contacto de las madres para llamarles desde el colegio en caso de una emergencia, ¿a quién van a avisar? ¿quién va a salir del trabajo para ir a buscarle? ¿quién se quedará con él porque estaba malo?

Sigo con mi historieta: de esos 4, cuando les mandé un mensaje presentándome y diciéndoles que les iba a incluir en un grupo, dos me dieron el contacto de sus parejas para que las metiera a ellas.

No hay más preguntas, señoría.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Viajes navideños

Por un día voy a convertir este blog en una de esas bitácoras de viajes donde los influencers recomiendan destinos, ponen fotos preciosas y hablan de consejos patrocinados. Porque aunque a mí no me paga nadie, yo también tengo imágenes bonitas en mis álbumes y puedo hablar desde mi experiencia de viajar en esta época que se avecina, que sin duda tiene un encanto especial.

Me gustaría recordar cualquiera de los post anteriores de otros años, en los que he hablado de algunos de mis viajes de diciembre: Viena, Budapest, Estrasburgo y Alsacia o el último, a Laponia. Y aunque no hay nada escrito aquí porque fue antes de empezar el blog, también fuimos otro año a Brujas y a Alemania.

Sí quisiera dar algunos consejos prácticos:
-Son destinos muy turísticos y en el puente de diciembre hay mucha gente, con todo lo que eso conlleva, colas, restaurantes llenos, imposible hacer fotos solos, y -espero que no- robos.
-Hace frío, y más si procedes de alguna ciudad que no está acostumbrada, así que lleva ropa térmica, botas, abrigo, gorro, bufanda y guantes. Vístete por capas, mejor quitarse si es que llegas a tener calor. 
-Hay muchas cosas que ver y muchas cosas que fotografiar, cámara de fotos y/o móvil con batería y espacio suficiente. 
-Párate en cada puesto de mercadillo y también en los de comida típica, y sobre todo, siente la Navidad. No vayas si no te mueres por los adornos navideños o si te saturan las luces. Cree en la magia y vuelve a ser niño. 

Pero sobre todo me gustaría que me hicieras alguna pregunta o duda que tengas, siempre que no sea por favor cuál me ha gustado más. Siéntete libre para preguntarme quizás por el más diferente que hemos hecho que fue Laponia, que nos dio la oportunidad de dar de comer a los renos y pasear en trineo tirado por huskies. Y no hace falta que me preguntes por Papá Noel, ya te doy la respuesta: sí, existe. Lo he visto con mis propios ojos y eso será algo que no olvidaré.



domingo, 20 de octubre de 2019

Trabajar en festivo

El pasado 12 de octubre, fiesta, cayó en sábado y como tal, todos aquellos que normalmente trabajan ese día lo tuvieron libre. Lo malo fue que muchos centros comerciales abrieron el domingo, con lo que cual entiendo el enfado de quienes libraron el 12 pero trabajaron el 13.

Se lió una buena en un foro de internet donde contestaron muy enfadados a una pregunta que habían hecho sobre si se abría el sábado festivo. Respondieron que era fiesta y que ya trabajaban el domingo y esa gente tenía derecho a estar con su familia. Estoy un poco harta de esa explicación de que no es una urgencia ir a comprar al centro comercial en domingo y puedes esperar al lunes. Pues seguramente sí, o igual no, pero no voy a entrar a valorar los horarios de cada uno. Voy a reivindicar la cantidad de trabajos de los que parece se olvida el sector comercio.

Estoy segura que como todos ellos reivindican que el domingo es para estar con la familia, no comprarán el pan reciente en la panadería, ni tomarán el vermú en el bar porque el camarero también tiene parientes. Por supuesto entiendo que se quedan en casa y no van al cine, ni a ningún restaurante, no se acercan al mercadillo ni llevan a sus hijos al grupo correspondiente con su monitor de ocio y tiempo libre. Como están en contra de comprar los domingos, supongo que no se acercarán al quiosco a por el periódico o unas gominolas, ni van a un estadio de fútbol ni a un concierto o teatro, ni cogen un avión o un autobús, ni toman una copa, ni contratan una niñera, ni se alojan en un hotel...¿sigo? Por descontado que no van a un centro comercial y si me apuras, tampoco entran en internet, donde con un sólo clic compras al otro lado del mundo y está abierto las 24 horas del día.

Deseo que no tengan que llamar a bomberos, policía, médico, veterinario, pediatra o farmacia de urgencias, personal de seguridad o un cerrajero, por ejemplo. No quiero seguir porque seguro que caigo en el mismo error de olvidarme de alguna profesión, porque desde la experiencia de haber trabajado en fin de semana digo que te das cuenta de la cantidad de ocupaciones que lo hace también.

Así que sí, entiendo que sería una guarrada, pero sólo oigo quejas del mismo sector como si los demás no tuvieran familias.


sábado, 28 de septiembre de 2019

Mi bisa

Cuando nombré a mi bisabuela en el anterior post, pensé que sería bonito hacerle un homenaje desde aquí en representación de todas. Algo así como la madre de todas las abuelas. Mi bisa.
Yo, que presumía de tener tres abuelas. Ella, que presumía de hijos, nietos y biznietos en aquella mesa de la entrada con todas las fotos enmarcadas. Te hacía el árbol genealógico en un periquete, recordando cada nombre. Yo, que presumía, de que era de quien más fotos tenía y las contaba una y otra vez. Ella, que sonreía al vérmelo hacer todas las veces.
Ella, con su larga trenza, que a veces se convertía en moño. Yo, que siempre le decía que no era como las otras abuelas porque estaba muy delgada y no llevaba el pelo corto como las demás.
Ella, que nos esperaba cada semana y no faltábamos a la cita. Aquellos paseos hasta su casa a la salida del colegio para pasar la tarde con ella. Y cuando venía a vernos a nuestra casa, se bajaba sola en el autobús y siempre me compraba un palote en el kiosco.
Ella y su tradicional taco de calendario del Corazón de Jesús que le traían todos los años los Reyes y que se leía cada página de arriba a abajo.
Ella y sus rezos a San Antonio. Ahora siempre que veo uno dentro de una iglesia me acuerdo de ella.
Ella y su patio, con sus flores, y su pozo sin agua corriente. Y sus perritos que yo “adoptaba” cuando nacían. Y su pequeño corral, con sus gallinas y sus conejos. Y ese guiso que hacía como nadie más.
Ella y su verruga en la barbilla que se tapaba cuando le dabas un beso.
Ella y su piel con arrugas que tanto me gustaba tocar.
Ella y sus pañuelos en la cabeza. Ella y el color negro, enlutada desde que tenían 40 años.
Ella y su lucidez de cabeza hasta el último momento. Ella y sus refranes y sus anécdotas y sus consejos.
Ella y su nombre imposible porque había nacido un día de San Francisco Javier y que ella acortó a Paca.
Ella y sus celebraciones de cumpleaños, cuando no cabíamos en la cocina. Esa cocina de leña y ese brasero debajo de la mesa. Se fue tan solo dos días antes de cumplir uno más.
Nosotras y nuestros viajes en coche, juntas en la parte de atrás, diciéndome que confiaba en cómo conducía mi padre pero siempre rezábamos antes de salir. Y luego jugábamos a las adivinanzas y al Veo Veo.
Nosotras y nuestras bromas para el día de los Santos Inocentes que ella me enseñaba para luego gastárselas al resto de la familia.
Nosotras y nuestras tardes merendando viendo Barrio Sésamo, que no se a quién de las dos le gustaba más.
Nosotras y nuestras noches durmiendo juntas en Bilbao. Nuestras gomas de agua caliente para la cama. Y ese beso de buenas noches con nuestra pequeña conversación:
-Hasta mañana si Dios quiere.
-¡Cómo no va a querer, abuela!
Así hasta que no quiso 94 años después. Como ella decía, todos los niños deberían tener un abuelo. Tuve la suerte de disfrutarla 16 años, aunque la verdadera suerte fue tenerla a ella como bisabuela.




martes, 17 de septiembre de 2019

Raíces

Una vez oí que todo el mundo debería tener un pueblo, aunque mi bisabuela era más de decir que todo niño debería tener un abuelo que le contase las historias pasadas, para mostrarle cómo era la vida antes.

En el fondo, es casi lo mismo si ampliamos el pueblo al concepto del lugar donde reencontrarte, recordar tus raíces, saber dónde está la gente con la que se puede contar, donde están tus recuerdos y tu infancia, sea un barrio, una aldea, la casa de tus abuelos, tu lugar de veraneo...lo que llamamos hogar.

Me dijeron que regresar a ese lugar era como quitarte 20 años de encima, rejuvenecer, saber que todo sigue igual, pero con 20 años más. Quizá haya otra gente pero con las mismas tradiciones o encuentres a las mismas personas que envejecieron a la vez que tú y vuelvas a hacer lo mismo de antes. Y vuelvas a ser el de antes.

Esto no significa anclarse en el pasado ni que cualquier tiempo pasado fue mejor. Me gustaba escuchar a mi abuela -y me sigue gustando- oír esas anécdotas de gente mayor que recuerda a la perfección cosas que para nosotros son inimaginables ahora. Estoy segura de que es la edad la que me lleva a recordar imágenes y frases que permanecen intactas en mi mente. Me pasó en un concierto de la gira EGB, donde me vi repitiendo de memoria eslóganes de anuncios, sintonías completas de las series y canciones de los 80. Es lo que ocurre con los encuentros de antiguos alumnos, donde corren torrentes de emociones, historietas por doquier y un sinfin de recuerdos bonitos de nuestro pasado que te hace ser feliz por un momento en el presente.

Contradiciendo la canción de Sabina que decía que “al sitio donde has sido feliz no debieras volver”. Y tú, ¿estás de acuerdo?


domingo, 1 de septiembre de 2019

Camino

Septiembre. Ni un solo post en agosto. Un paréntesis.
Eso ha sido el verano, una mezcla de sol y playa y desconexión en el Camino de Santiago.
No fui a perderme, ni para encontrarme, no llevaba en mente propósitos concretos ni iba para cumplir promesas, solo para vivir una experiencia diferente y así ha sido.
Pero sí he descubierto o mejor dicho, redescubierto (porque en el fondo son cosas que sabemos, aunque las mantengamos ocultas en nuestra mente) muchas lecciones. Como me pasa en todos los viajes, he aprendido mucho, de mí y de los demás, de mi alrededor. Como los niños que son esponjas, así me siento yo viajando.
He aprendido dónde ponemos los límites y el poder mental. Todo pasa por la cabeza...y el corazón. Saber que puedes hacerlo porque quieres hacerlo. Nuestros límites están más lejos de lo que creemos, solo hay que forzarlos, alejarlos... y alcanzarlos.
Aprendí que cada uno hace su camino, no valen los consejos (salvo los prácticos) porque cada uno se lo adapta a sí mismo, no estás en las botas del otro. Como en la vida.
A buscar la voluntad, todos los días, para levantarse y caminar ...y seguir. Siempre seguir caminando. Porque el camino es como la vida, con sus piedras que hay que sortear, sus llanos, sus momentos al límite, sus paradas, sus subidas y bajadas...y su peso en la mochila, soltar para avanzar, ir con lo imprescindible, dejar lo superfluo.
Y apreciar los momentos, desde lo básico -la ducha, la comida, el descanso-, hasta la propia naturaleza, el silencio, pero también la charla con los amigos, la ayuda, la convivencia ... Porque, como en la vida, por el camino pasa mucha gente, algunos saludan, otros pasan fugazmente, a otros te lo vuelves a encontrar algún día y otros hacen el camino contigo, a tu lado, te agarran cuando caes y te abrazan al llegar a destino.
Y reafirmar que, como siempre, lo importante es el ahora, no pensar en los kilómetros de atrás ni en los que quedan, solo en dar un paso más y otro y otro ...y se hace camino al andar. Porque lo importante no es llegar, sino disfrutar el camino.


miércoles, 31 de julio de 2019

Instantes



Las 11:11
¿Casualidad?
Un instante.
Cierra los ojos.
Un recuerdo del pasado, un sueño de futuro.
El presente es un instante.
Lo que tarda en pasar una estrella fugaz, en pedir un deseo.
En firmar tu nombre. Una ola lo borra.
El agua destruye el castillo de arena.
Está ahí. Ya no.
La gaviota emprende el vuelo.
Una nube tapa el sol.
Un cruce de miradas, un vuelco al corazón.
Una sonrisa tímida.
Un grito infantil.
Una lágrima se desliza por la mejilla-
Un sorbo de café, el primer mordisco.
Suena el teléfono.
Haces una foto. Un clic.
Una decisión.
Un renacer, un rayo de sol.
Un giro de 180 grados.
Un número, un destino.
Un golpe...de suerte.
Un solo instante.
¿Lo aprovechaste?
Abre los ojos.
Las 11:12.

domingo, 21 de julio de 2019

Fotos

¿Te acuerdas cuando con un solo carrete de 24 fotos tenías para todo el verano? ¿Y para todo un viaje? Sí, lo recuerdo. Y también la cara de decepción cuando al revelarlas veías que esos ojos cerrados te estropeaban la foto perfecta, o aquella persona que justo pasó y tapa media Torre Eiffel. Recuerdo también a mi padre tardar un montón en sacar el encuadre adecuado y en apartar cosas de la mesa para llevarnos las menos sorpresas posibles en el momento del revelado.

Así que estoy un poco cansada de todos esos consejos pre-vacaciones que hace la gente de que para desconectar hay que olvidarse del móvil en verano. Está bien relajarse, descansar y leer, conectar con la familia y con la naturaleza, incluso con uno mismo, pero esto no significa dejar el teléfono en un cajón hasta la vuelta porque, por lo menos en mi caso, significaría no hacer fotos de esos viajes que luego me gusta volver a mirar y sonreír. Porque no sé tú, pero yo cuando muevo arriba y abajo la pantalla de mi teléfono y me salen todas esas imágenes, esbozo una sonrisa. Ya hablé aquí del poder de los recuerdos de las fotos.

Y después hago álbumes de cada viaje que me encanta maquetar, poner bonitos y recordar. Por eso soy muy pesada haciendo fotos con el móvil porque también hago un álbum cotidiano cada año que se llama “project life” de scrapbooking -puedes buscarme en instagram-. La gente lo suele hacer a la semana con fotos que rescatas de las miles que hacemos con el móvil. Yo no soy tan estricta y no lo llevo al día, pero cuando lo hago con retraso me parece una terapia brutal de recuerdos, repasar las fotos, ordenarlas, escribir lo que pasó ese día, tanto que incluso llamo a la gente con la que compartí ese momento, concierto, cumpleaños, comida...

Así que una vez más, voy a ir contracorriente, y aunque todo el mundo dé el consejo contrario yo diría: captura los momentos del verano, esos detalles que tiene la vida diaria que en vacaciones parece que son más.


viernes, 5 de julio de 2019

Burbuja

Este post no va a ser políticamente correcto. Lo advierto por si no quieres seguir leyendo, sobre todo si eres maestro o profesor, pero en mi rincón doy mis opiniones personales. Y esto es algo que me ronda desde hace tiempo.

Reconozco que tenía el post escrito exclusivamente sobre tema el profesores, pero ayer hablando con unas compañeras, me di cuenta de que puede extenderse a más profesiones, así que cambié el título porque algunas personas trabajan en una burbuja, viven en un mundo paralelo sin bajar a la tierra y se quejan de cosas que para el común de los mortales resultan ser un privilegio.

En este mes de finales de curso, cuando todos vamos a tope con las agendas apretadas, junio se hace interminable y todavía ves muy lejos el momento de irte a la playa, parece que los únicos con derecho a estar cansados son los profesores. Estos días he oído bastantes veces que ya era hora de que acabara el curso porque están agotados. Sólo ellos necesitan vacaciones -por cierto, la mayoría (ya sé que no todos) disfrutarán de dos meses-. Porque los niños cansan mucho, sí, pero no más que otros muchos trabajos. En una cosa estoy de acuerdo, tienen mucha vocación y paciencia, eso sí, pero también otras profesiones y creo que les tenemos en menos consideración. O se quejan menos.

Este es el punto al que voy, al de los lamentos, a esa gente que "llora" sus problemas o fatigas delante de las personas menos adecuadas. Esto es extensible a mucha más gente, los que protestan porque este año tienen que trabajar algunos días en julio cuando siempre han tenido vacaciones de verano, a los que se embolsan un sueldo considerable mientras otros rascan el bolsillo... Creo que siempre tendrían que pensar que hay gente peor, que algunos no tienen ni trabajo, ni pueden ir de vacaciones, así que sólo por eso, deberían tener más respeto.


lunes, 17 de junio de 2019

Personas 2

Hace tiempo escribí una opinión sobre lo "estrellitas" que me parecieron algunos -no quiero generalizar- jugadores del Real Madrid y del Barcelona cuando jugaron en Zorrilla otra temporada, y algunos -no quiero generalizar- futbolistas de la Selección Española después de ganar el Mundial.

En esta última ocasión salieron del hotel directos al autobús sin acercarse a la gente que esperaba en la puerta, bastante alejada de la entrada, y se marcharon hacia el estadio sin dar la luz interior del bus por lo que no se les veía. Al acabar el partido, más de lo mismo, llovía, ellos se subieron al autobús y la gente se quedó esperando y sólo un par de ellos bajaron a las escaleras del bus a firmar unos pocos autógrafos.

Yo pensé entonces ¿pero qué se creerán? que sí, que tendrán la Copa del Mundo pero antes que futbolistas son personas como dije en mi anterior post, y como personas, muchos -no todos, no quiero generalizar- dejaron mucho que desear.

Cuando vino el Real Madrid, el conductor dio la vuelta al autobús de tal forma que cuando bajaron accedían directamente a la entrada del estadio sin que los aficionados -muchos niños- que llevaban horas esperando les pudieran ver. A mí se me partía el alma.

Cuando vino el Barça, había una joven histérica por ver a su jugador preferido, que tenía su nombre pintado por toda la cara y por supuesto, vestía la camiseta con su número. El futbolista en cuestión pasó por delante de ella y ni la miró -que no me explico cómo no le llamó la atención una chica con su nombre escrito en la frente-. Después de que le llamamos varios de los que estábamos ahí cerca, incluso una persona de seguridad, ya se paró y sí, muy "amablemente", se hizo una foto con ella que no cabía en sí de gozo. Fue una anécdota que se me quedó grabada.

Por no hablar de los cascos enormes con los que van escuchando música que parece que no quieren oír los gritos de los chavales que corean sus nombres para que se acerquen a firmarles o para una foto. Esto me pone mala, de verdad. Cuándo entenderán que ellos serán muy buenos -o no- en lo suyo, pero que lo son en parte gracias a la afición que está detrás, que llena estadios y compra sus camisetas. Cuándo comprenderán que hoy están arriba y mañana no, que hoy gritamos su nombre pero mañana no nos acordamos. Porque, ya lo dije aquí, primero son personas.

domingo, 19 de mayo de 2019

Personas

Ante todo personas. Independientemente del trabajo que tengas, del equipo de fútbol del que seas socio o del partido político al que votes, primero somos personas, vecinos, compañeros...¿no es así?

Esta reflexión se ha visto intensificada con el susto de Iker Casillas; parecía que llamaba mucho la atención los mensajes de ánimo que le mandaron rivales como Piqué, exentrenadores como Mourinho... y tanta gente anónima en los alrededores del Camp Nou que estaban consternados al enterarse de la noticia. Porque hicimos "noticia" de estas reacciones. No sé por qué nos sorprende algo que debería ser tan natural ¿no?

Me gustó mucho cuando oí en la radio que era como si le hubiera pasado a un pariente de nuestra familia, para algunos sería como un familiar cercano y para otros un primo lejano...pero familia al fin y al cabo. El mismo que un día nos hizo felices a todo un país, unido, un día en el que no había colores ni equipos ni partidos, sin distinciones.

Una vez le dije a un amigo que era mejor persona que deportista porque así lo creía, porque creo siempre que primero somos personas y luego nuestra profesión. Así lo opino de muchos personajes públicos, Casillas entre ellos, y Rafa Nadal es otro de ellos. Independientemente del número que ocupe en el ránking mundial del tenis, para mí siempre es un número 1 como persona.

Lo mismo ha ocurrido con Alfredo Pérez Rubalcaba. Todos los líderes políticos, de distintos signos, que el día anterior se insultaron en campaña electoral, los mismos que tienen ideas tan dispares coincidieron en alabar su trayectoria, su inteligencia, sus debates parlamentarios, lo calificaron de hombre de estado y de todo terreno de la política. Mensajes de apoyo y palabras de admiración, todo envolvía un respeto que otras veces cayó en el olvido.

Y así debería ser siempre, poder reconocer lo bueno del resto de personas, aunque estén lejos de nuestras ideas, sin esperar a sustos o desgracias.

miércoles, 24 de abril de 2019

De paseo con mi perro

Adoro un atardecer, adoro a mi perro y adoro pasear con él. Mezclado todo esto en una coctelera le falta el lugar y para mí, ese sitio es un camino que hay en mi localidad, ahora sendero homologado y anteriormente, el recorrido que hacía el tren burra. Es una vía verde en el campo acondicionada por donde pasea mucha gente, algunos se animan a correr y otros muchos a entrenar en bici.

Yo he ido muchas veces por ahí a caminar, con amigos, en pareja, con mis cascos, pero siempre con mi perro. He paseado sobre todo con buen tiempo, días soleados y con calor, aunque también en invierno con niebla. He hecho maravillosas fotos -algunas enmarcadas en mi salón- con el sol poniéndose o simplemente enfocando a mi perro en medio del camino esperándome.

Ahora han colocado un cartel de que los perros no pueden ir sueltos y es una pena porque a él le encanta correr por ahí, investigar y hacer ejercicio que es lo que debe hacer. Y a mí me encanta verlo disfrutar.

La verdad es que a mí me ha fastidiado mucho porque es una nueva prohibición para los perros -que ya no entran en ningún parque ni establecimiento y van atados por las calles del pueblo- y porque no entiendo que los animales no puedan correr libres por el campo. Me gustaría que me explicaran qué ley lo prohíbe, porque entiendo que ese cartel nuevo responde a una normativa y no a las simples protestas vecinales, porque si es así, yo también protesto.

Protesto porque mi perro no puede hacerlo y sé que le encanta correr por allí y lo echa de menos estos días que no hemos ido. Protesto por él y por mí, porque caminar por ahí se convertía en mi momento de paz y tranquilidad.




miércoles, 17 de abril de 2019

Premio

Me complace pasarme por mi rincón, donde he escrito tantas cosas mías, para comunicar que he ganado el primer premio del concurso de relatos cortos Villa de Zaratán. Me ha hecho mucha ilusión ganar y, sobre todo, que a la gente le haya gustado mi relato.

Siempre me ha gustado escribir y me desquito con este blog. Cuando acabo un buen libro, de esos que te tiene enganchada, me quedo pensando en el autor, admirando lo que ha escrito y pienso: ¿esto puede estar en la cabeza de alguien y plasmarlo tan bien?

Me presenté con una historia inventada sobre el tema del que había que escribir en esta edición: “el deporte de Zaratán” (una localidad de Valladolid). Quise rendir homenaje a la vía verde por la que transcurre el trail que corre el protagonista, por donde hace años pasaba un tren muy lento llamado “tren burra” y que ahora es un sendero por donde salgo a caminar con mi perro.


LA CARRERA DE DON GREGORIO

Mañana es el día. Será un momento especial en la familia Gómez, la fecha en la que se cerrará un círculo. Parece mentira que la vida tenga estas casualidades, que la rueda gire y gire y volvamos al comienzo.  

Aunque mañana es fiesta, ya es tarde, pero Maribel no puede dormir. Quiere retrasar la hora de irse a la cama porque sabe que va a dar vueltas sin parar. Vuelve a entrar en la habitación de su hijo y mira la ropa preparada. Sus zapatillas, esas que pidió como regalo cuando correr se convirtió en algo más que un pasatiempo. Y su camiseta bien doblada, esperando a que mañana se la ponga y le dé suerte. Pasa la mano con cuidado por las letras y musita en voz baja: “III Trail Tren Burra de Zaratán”. Esas palabras son las que cierran un círculo.

Aquí os lo dejo entero por si os apetece leerlo

domingo, 7 de abril de 2019

Con nocturnidad y alevosía

Una vez escribí aquí cómo me gustaba ese momento de venir de hacer deporte, ducharme, sentarme al sofá a cenar y ver en la televisión mi serie favorita. Pero eso era cuando los programas eran a una hora normal para cenar, no como ahora que son tan tarde que la comida ya ha hecho la digestión dos veces.

Y lo peor es que se anuncie a las 22:35 -les debe dar vergüenza poner 22:30 y luego retrasarse media hora- y sean las 22:45 cuando comienzan a repasar el anterior capítulo y, por tanto, casi las 23 horas cuando empieza. ¿La gente no madruga? ¿Se puede dar comienzo en ese momento a un programa que dura mínimo 2 horas?

Entiendo que les compensa, que en estos tiempos que está todo tan medido y las audiencias tan analizadas al milímetro, habrá mucha gente viéndolo a esas horas para que sigan reincidiendo "con nocturnidad y alevosía". Pero, desde luego, no es la gente que está a mi alrededor, que ha dejado de ver programas tan largos, que graba las series, que las ve en aplicaciones o en internet otro día, que se ha pasado a las plataformas de pago e incluso ha dejado de ver la televisión por la noche.

Me gustaría de verdad conocer a algún gerifalte que me pudiera dar una explicación a lo que yo entiendo un despropósito, que no concuerda con los horarios europeos, ni con levantarse antes para aprovechar el día. Me gustaría que estudiaran a qué hora madruga la gente para trabajar o para llevar a los niños al colegio. Me gustaría que todas las series tuvieran el cartel ese de "este programa termina antes de las 00:00". Me gustaría no tener que dar cabezadas a la una de la mañana para enterarme del ganador. Me gustaría no tener que tragarme un programa de relleno tres cuartos de hora para estirar la hora de comienzo a las 22:45h (todavía no entiendo por qué). Me gustaba más cuando el 'prime time' eran las 22 horas.

Me gustaría volver a disfrutar de mi momento nocturno de sofá, cena y televisión.


miércoles, 20 de marzo de 2019

Compromiso

Compromiso es una palabra grande, larga, complicada.
Quizás porque implica una obligación, porque significa que has dado tu palabra y debes cumplirla.
Tener un compromiso es que has llegado a un acuerdo con algo y/o con alguien y debes hacerte responsable.
Por eso es una palabra grande, porque conlleva un deber. Hay que tener la seriedad y madurez para llevarlo a buen puerto.
Compromiso es tomar conciencia de la importancia que tiene cumplir con esa responsabilidad.
Comprometerse con una pareja,
con una amiga,
con un trabajo,
con una empresa,
con una causa,
con un evento,
con un grupo,
con un equipo,
con un objetivo,
con uno mismo...
Al comprometernos debemos dar el 100% para sacar adelante la tarea encomendada.
Y concluir nuestro acuerdo.
Por eso es una palabra que a algunos les queda grande.

lunes, 4 de marzo de 2019

Levantarse antes

Aunque ya llevemos dos meses del 2019 quiero recordar un propósito de año nuevo que muchas personas se marcaron y que me llamó poderosamente la atención: levantarse antes...incluso algunos especificaban los fines de semana.

Estoy un poco harta de este tema que se ha puesto de moda en el que parece que por madrugar vayas a ser mejor trabajador, incluso mejor persona.

Toda la vida, desde mis tiempos del colegio, las personas se dividían entre los que nos quedábamos por la noche estudiando - algunos con un termo de café al lado- y los que amanecían antes de cantar el gallo para repasar el examen. Pues muy bien, muy lícitas las dos opciones. ¿En qué momento desapareció la primera? ¿Por qué la segunda es mejor?

En mi caso -ya lo expliqué al principio de este post- si me levanto a las 6, tardaría dos horas en empezar a despertar así que no pueden aconsejarme ese madrugón alegando que tendré una mejor productividad. He visto este tipo de recomendaciones hasta a blogueras de moda, que imagino estará basado en su propia experiencia, pero no en estudios científicos. Ví aquel vídeo de Youtube con sumo interés de cosas qué hacer para empezar bien el día, pero dejé de prestar atención cuando habló de la hora de levantarse. Aunque todos los consejos me gustaron, entiendo que lo puedes hacer en otros momentos del día, incluso por la noche como balance de la jornada.

Y como este ejemplo, hay montones de artículos en internet sobre cómo levantarse antes y con energía, sin esfuerzo, recomendaciones antes de dormir...incluso @lavecinarubia tiene una frase manida: "Madrugar es de guapas".

No me considero vaga, ni mucho menos peor persona, porque me guste dormir o no me guste levantarme temprano (que no es lo mismo). Cuando tengo que hacerlo, lo hago, pero eso no quita para que proteste y esté somnolienta, para decir que apago el despertador unas cuantas veces en una ardua batalla entre prolongar el sueño o levantarme, reconocer mi satisfacción cuando en la universidad me tocó horario de tarde y asegurar que por la mañana necesito un par de cafés para funcionar.

Habrá investigaciones que se decanten por cualquiera de las dos opciones porque el otro día leí este titular: "Estudios revelan que las personas que odian madrugar son más inteligentes", según Psychology Today la razón es que "poder decidir la hora de acostarse y levantarse dependiendo de lo que te pida el cuerpo es una señal de inteligencia. Se trataría de la capacidad de escuchar y entender lo que necesita nuestro organismo para mantenerse saludable". Pues eso, escuchar al cuerpo, porque cada uno somos diferentes.

Así que os dejo con una frase que leí en el instagram de una actriz con la que no pude por más de sentirme comprendida: "El mundo no es de quien despierta primero, sino de quien despierta feliz".


domingo, 17 de febrero de 2019

Domingo

Me gusta mi calle los domingos.
Me gusta esa paz que se respira, la calma en las casas.
Niños jugando, perros paseando, gente limpiando el coche.
Una conversación entre vecinos.
Se oye música al abrir una puerta.
Ropa cómoda. Chándal y paseo al sol.
Familias al completo.
Muchos coches aparcados.
Me gusta esa señora que con pequeños pasos, recorre arriba y abajo mi calle, apoyada en su bastón.
Me gusta quien hace un alto en el camino en un banco a sentir el sol.
Mis pequeñas vecinas subidas a unos tacones y los labios pintados jugando a ser mayores.
Ese hermano enseñándole al pequeño a chutar el balón.
Esa niña que titubea montada en su bici sin ruedines por primera vez.
Los padres agarrando a su hijo que intenta no caerse al patinar.
Me gusta que esos niños interrumpan sus juegos para saludar a mi perro antes de llegar a casa.
El vermú de los domingos.
Comer más tarde, ir al kiosco a gastar la propina.
La tranquilidad de terminar la semana.
Cargar pilas. Despejar la mente.
Descanso. Pausa.
¡Buena semana!


jueves, 24 de enero de 2019

Desinformados

En estos tiempos en los que estamos hiperinformados, que Google todo lo sabe, que puedes preguntar a Siri, que todos los medios de comunicación tienen una aplicación, que te metes en las redes sociales y te cuentan todo al instante...parece que está de moda para algunos decir que no ven los telediarios porque "todo son desgracias" o "son aburridos" o "un espectáculo de sucesos". Como si el periodista fabricara esas malas noticias, si estoy segura que ni siquiera le gustará darlas, todos ellos recuerdan la peor crónica que han contado mientras tienen que aguantar el tipo en directo.

Esta gente defiende que al final te acabas enterando, supongo que cuando son noticias que persisten en el tiempo porque yo, sinceramente, ha habido días que he estado más desconectada o no estás a la hora de comer en casa y he sentido que me perdía cosas. Pero a lo mejor es de formación profesional.

Hubo un tiempo en un trabajo en el que tenía algunas compañeras de esta cuerda y de verdad que no se podía hablar de muchos temas en el café porque no estaban actualizadas. Y, al contrario, cuando algo perduraba días, su respuesta era que "las teles son muy pesadas todo el día con el mismo tema".

¿Se puede vivir sin saber cómo va el rescate de Julen? ¿Sin sufrir por Pablo Ibar? ¿Puedes salir a la calle e intentar coger un taxi porque no te has enterado que están de huelga? ¿O viajar a Londres y no saber si pertenece o no a la Unión Europea? ¿Y volar a Venezuela?

Seguro que se puede, pero yo no lo comparto. Porque, aunque claro que sufres viendo algunos sucesos (somos humanos, los periodistas también), sino, es como si no estuvieras en este mundo. Un periodista cuenta lo que pasa a tu alrededor -porque no vives aislado en tu casa- y trata temas de interés general porque precisamente ofrece información relativa a hechos presentes y atractivos para el público. Así que, desde aquí, una vez más, felicito a los periodistas, mis compañeros de profesión.


viernes, 11 de enero de 2019

Frío polar

Estos días de invierno polar, me acuerdo que hace apenas un mes estaba en Laponia y no pasé tanto frío, que era mi mayor temor en ese viaje. Es cierto el dicho popular de que "no existe el mal tiempo, sólo ropa inadecuada".

Eso es lo que tienen en Finlandia y lo bueno de llevar todo organizado con las excursiones incluidas, que lo tienen tan preparado y están tan acostumbrados que te plantan el mono térmico para todas sus actividades y...¡pelillos a la mar!

Había leído antes de embarcarnos en esta aventura la teoría de las capas y es verdad...pero con matices. La primera, pegada a tu piel, es la ropa térmica que inundaba la maleta, camisetas y pantalones térmicos que ya había llevado anteriormente en otros viajes en diciembre a Viena, Budapest o Alemania. La segunda capa, ropa cómoda tipo forro polar, pantalón de chándal o mallas, olvídate de los vaqueros que se van a congelar. La tercera, es el manido mono que te dan en la organización - el nuestro rojo y negro con el que salimos en todas las fotos-. Este el matiz del que hablaba, y es que cuando todavía no te lo han prestado o cuando ya lo tienes que devolver, tienes que llevar tu ropa de esquiar, pantalones de nieve y anorak para ponerte como tercera capa.

Imprescindible gorro bien calentito que tape las orejas, braga para el cuello mejor que bufanda, calcetines de lana que te prestan por encima de los tuyos, guantes -unos con los que puedas manejarte por debajo de las manoplas de nieve que te dejan, créeme que sacarás mil veces la mano para hacer fotos al paisaje blanco- y esas botas de goma enormes e impermeables que te proporcionan ideales para pisar el hielo. Volvemos al matiz, el último día ya habíamos devuelto todo y necesitas tus botas de nieve o de montaña para dar un último paseo fuera del hotel.

Con todo ello podrás tirarte en trineo, hundir tus pies para ver la profundidad de la nieve, incluso jugar con ella sin problemas por las bajas temperaturas. Te lo dice una friolera que disfrutó mucho de este destino. Para que el diablo no se ría de la mentira, como decía mi abuela, el único momento gélido fue el paseo en trineo con huskies sobre un lago helado, cuando comenzó una ventisca de nieve. Pero ahí, los copitos se mezclaron con mis lagrimillas de emoción...


viernes, 4 de enero de 2019

Nombres


La dominicana Rebeca Alexandra Cadete, de 26 años, pasará a la historia negra por ser la primera asesinada en 2019, tan sólo tres días después de estrenar el año.

Nombres, mujeres, ciudades marcadas. Familias destrozadas. Niños huérfanos.

Hay nombres que se te quedan grabados en el alma, anclados en el corazón con una chincheta. Algunos casos son más mediáticos que otros, no sé muy bien por qué, pero detrás de esos nombres hay cientos de anónimos que jamás conoceremos y que también merecen ese recuerdo.

Desde que se recogen los datos de estos crímenes machistas -año 2003- alcanzamos la cifra de 975 mujeres asesinadas, que me parece una barbaridad y deja en anécdota que 2018 se haya cerrado con el número más bajo, "sólo" 47. Cifras, datos, noticias.

Algunos son recientes, Laura Luelmo, Diana Quer o el pequeño Gabriel. Otros ya tienen algunos años pero el dolor sigue intacto, los pequeños Mari Luz Cortés y los hermanos Ruth y José. La mayoría son de mujeres y niños, aunque da igual cuando tiene ese desenlace. Otros rondan sin un final: Marta del Castillo, Madeleine MacCann, Yeremi Vargas.

Sandra Palo, Anabel Segura, Rocío Wanninkoff, Ana Orantes la primera por la que empezamos a hablar de violencia de género.

Dos muy impactantes para mí, Leticia Lebrato y Olga Sangrador. Los dos en mi provincia, una de ellas de mi colegio. Jamás olvidaré esos días de pánico, de psicosis generalizada, de tristeza infinita.

Y el primero al que alcanza mi memoria, un pueblo que se nos quedó grabado para siempre Alcasser y las niñas Miriam, Toñi, Desirée. Recuerdos, noticias, nombres.

martes, 1 de enero de 2019

Feliz 365 nuevos días

Quiero empezar el año con buen pie y pasarme por mi rincón con los mejores deseos. Quiero soñar 365 días de buenos momentos, de esos que recordarás el 31 de diciembre cuando hagas balance, con los que esbozarás una sonrisa al ver las fotos.

12 meses en blanco, para comenzar un nuevo libro. Ojalá se escriba con buena letra y no con renglones torcidos, donde empieces a apuntar los propósitos de año nuevo, pero no puedas cumplirlos porque estás entretenido en aprovechar cada minuto de esos 525.600 que hoy estrenamos.

Seguro que cada uno ha hecho su particular ritual de Nochevieja para atraer fortuna y éxito, todos nos hemos comido las uvas de la buena suerte, apartar los malos augurios y soñar despiertos. Oportunidades, logros, sueños, aventuras, emociones...

Pediría 52 lunes llenos de trabajo y que nos acompañe el amor cada una de esas 8.760 horas que pasaremos con la familia, la pareja, los amigos, los compañeros y tu mascota. Pero sobre todo, un tópico del día de la lotería: salud. Y tiempo para disfrutarlo. ¡Por un 2019 con 31.536.000 segundos de felicidad!